La Diosa y el Guerrero
Sexo fuerte y duro, salvaje, en un mundo de fantasia y magia.
La Diosa y el Guerrero
La reina y el príncipe: la bendición de las sacerdotisas.
Los gemidos y jadeos, masculinos y femeninos, que brotaban por las ventanas del gran salón del palacio, podían ser escuchados por media ciudad. Los habitantes mas jóvenes de Sewen, la gran capital de las Islas de la fertilidad y la lujuria, se aglomeraban en las inmediaciones de las murallas del palacio, masturbándose energéticamente o follando entre ellos, embriagados por la lujuria en los cánticos sexuales.
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