El aparcamiento

Nunca pensé que lo que iba a ser un placentera siesta en mi coche se convirtiera en un fabuloso polvo.

Aquella tarde volvía de viaje, y como siempre, media hora después de comer me entró ese sopor de la siesta. Busqué el sitio adecuado y lo encontré en un amplio aparcamiento de un hotel restaurante típico de las autovías, con gasolinera, tienda, bar, restaurante, etc.

Aparqué mi coche en un segundo aparcamiento, cubierto de chapas que eliminaban el sol, y un poco alejado del ruido de los coches y camiones. Sólo había un vehículo. Lo aparqué incluso lejos de él pensando que si arrancaba podría des...