El depredador y la presa.

Experiencia de una mujer incapaz de seguir ocultando su excitación, se lanza en la busca de alguien con quien compartir su deseo.

Era un día frío de diciembre. Los árboles lucían desnudos, sus hojas cubrían la tierra húmeda del suelo como si de una alfombra gigante se tratara.  También el cielo se abrigaba con un gran manto de nubes grises. Tan solo los árboles lucían desnudos, sus ramas tiritaban al ritmo del viento. Viento que aullaba al hacer notar su presencia.

Al otro lado de la ventana, disfrutaba observando el paisaje invernal mientras me sentía refugiada en un hogar cálido. Abrigada de un pijama suave y delicado.

A...