Claudia, la hija de mi amiga
La amistad con una mujer madura con la que nunca tuvo sexo el protagonista, concluye con un romance con la hija de ésta.
Me llamo Daniel y voy por los treinta y tres; no soy guapo, pero según me dijo Laura hace cinco o seis años soy bastante atractivo. Le gustaban mis ojos verdes y mis canas las cuales me acompañaban cada vez en mayor número desde los dieciocho. Me gustó creerle; ella tenía cuarenta y muchos y estaba separada de un prestigioso médico. Era una mujer guapa y elegante y nos conocimos escuchando tangos en un pequeño agujero de la ciudad. Nos hicimos amigos; charlamos mucho, salimos a cenar alguna vez, baila...