El masaje
Una semana estresante, unos dias de mucho agobio... podían tener mejor fin que un relajante masaje?
Mada llegó casi a la carrera, del mismo modo que llevaba toda la semana. Sí, ciertamente necesitaba ese masaje. Tenía reservada la sesión con la masajista desde hacía diez días, en principio lo enfocó como su pequeño capricho mensual, pero después de una semana infernal en el trabajo se había convertido en una imperiosa necesidad.
Al entrar por la puerta del balneario saludó a Susana, la recepcionista, buena amiga de ella. Ésta levantó la cabeza de la pantalla del ordenador y sonriéndole con indulgenc...