Una experiencia reveladora
Una tarde de verano de cruising: erotismo y libertad
Un día de aquel caluroso verano, decidí pasarlo desnudo en la playa dejando que el mar me meciera y que el sol, el aire y la luz me acariciaran durante largas horas entre bocanadas de marihuana. Es algo que me gusta hacer: dejar que el humo me inunde y se mezcle con cada célula de mi cuerpo, eliminar tensiones, sentir mi propio "yo", dejar que mi espíritu me posea, excitarme y pajearme. Normalmente prefiero hacerlo en soledad en playas, montañas y bosques aislados, pero en aquella ocasión fui a la playa de...