La iniciación de mi sobrino - Parte IV

De señora con experiencia a putita chanteajeada. Me tuve que coger a sus dos amigos en mi casa para que no le contara nada a mi marido.

Cuando cerré la puerta noté que estaba rodeada de tres adolescentes ardientes. No me gustaba ser víctima de un chantaje, pero en el fondo estaba dispuesta hacer todo por la causa. Me iba a dejar llevar por mi sobrino, lo iba a dejar dominar la situación hasta que yo me sintiera capacitada para tomar las riendas. Tenía una remera suelta, que me llegaba hasta un poco más debajo de las nalgas. Cuando me puse en puntas de pie para cerrar la puerta con las trabas deje que pudieran verme bien el culo. Mi sobrino...

La iniciación de mi sobrino - Parte I

Con el traslado de mi marido a otra ciudad, mi vida sexual se redujo a los juguetes y la masturbación. Hasta que conocí al hijo de mi cuñado y mi vida cambió para siempre.

Todo cambió en mi vida desde que a mi marido lo trasladaron a la sucursal del banco en Río Negro y yo no me pude mudar porque ninguno de los chicos se quiso cambiar de colegio. Voy algunos fines de semana largos, las vacaciones de verano e invierno y en las Fiestas, por supuesto. Tengo un día a día menos estresado porque tomo todas las decisiones, pero me ponen de muy mal humor las largas temporadas sin sexo.

Muchas veces me consuelo tocándome leyendo relatos eróticos o mirando películas porno con mi...

La iniciación de mi sobrino - Parte II

No perdí mi oportunidad de desvirgar a mi sobrino. Hicimos un trato que nos benefició a los dos: yo le aportaba toda mi experiencia y el me daba pija, que era lo único que necesitaba.

Me desperté más caliente que nunca después de ese primer encuentro con mi sobrino. Sabía que, al menos que cometiera alguna locura, era la de mi sobrino la pija más tenía la única pija posible era la de mi sobrino. No sentí ninguna culpa porque todo lo referente a mi marido se me aparecía nebuloso y lejano.

Fue por eso que al día siguiente lo esperé vestida para la guerra. Me puse unas calzas apretadísimas y una musculosa escotada, sin corpiño para que por los costados se pudieran ver bien mis tetas....

Consulta ginecológica

La hija de mi mujer volvió de Australia después de una experiencia traumática y me pidió que la atendiera en mi consultorio. Las cosas se pusieron muy calientes y hasta mejoró el sexo con mi esposa.

Les aseguro que para los ginecólogos no hay nada más normal que una mujer con las piernas abiertas mostrando su vagina, resignándose a que las miremos las toquemos las penetremos con cualquier tipo de instrumento. He aprovechado en algunas ocasiones mi condición de médico para toquetear más de la cuenta cuando el caso lo ameritaba o percibía que, al menor roce, se excitaban y nada podían hacer para ocular la calentura.

Más de una vez tuve sexo con alguna de mis pacientes, siempre con el debido consent...

El viaje de egresados

Me tocó compartir el viaje de estudiantes de mi hija más chica con una madre muy cachonda que me la hizo pasar de maravillas.

Desde que mis hijas comenzaron el colegio siempre fui de esos padres que trató de acompañar en todo lo posible. La más grande, que ahora tiene 25, la del medio que tiene 23 y Yanina, que termina este año el colegio, con 18 años cumplidos porque es de septiembre.

Debo confesar que en casi treinta años de matrimonio llevo una vida sexual aburrida. Llena de intenciones, pero escasa de emociones. De vez en cuando hacemos el amor con mi señora sólo como para mantener un mínimo vínculo con lo que alguna vez...

Por amor a su madre

Magdalena, la hija de mi esposa, se ofrece para salvar nuestro matrimonio...

Sé que a muchos podrá causarle estupor lo que a mí me pasó, pero los hechos tornaron inevitable el desenlace. Me llamo Nicolás, tengo 44 años y hace ocho estoy casado en segundas nupcias con Cecilia, dos años mayor que yo. Ella a su vez también viene de otro matrimonio y tiene una hija de 20 años. Magdalena, así es el nombre de esta chica bonita y educada. Se la pasa estudiando y no sale mucho. Es habitual escuchar cómo va rebotando a todos los que la llaman para invitarla. "Sorry, pero tengo que estu...

La maestra de mi hija

Mi ex mujer me pide que cuide a mis hijos en su casa y Lorena me da las mejores lecciones de sexo.

Seguramente, muchos de ustedes comprenderán mi situación ni bien los ponga en foco y para eso bastan unas pocas líneas: me llamo Agustín, tengo 37 años , soy arquitecto. Trabajaba en la empresa de mi ex suegro, pero hace unos meses que estoy desocupado y me cuesta horrores la manutención de mis hijos. Me divorcié el agosto pasado y salvo ponerme al día en el tema sexual, mi vida no ha cambiado demasiado desde entonces. Tengo dos hijos: Guillermo de 9 y Florencia de 7. Viven con su madre los días de se...

Las dos Torres

Por llegar tarde al trabajo, la supervisora me obligó a que me la follara junto a su hermana.

Clarisa y Maribel Torres son las supervisoras del depósito de mercaderías en el que trabajo. Debo reconocer que no están muy buenas, pero con tanto hombre dando vuelta, cualquier cosa media jugada que se pusieran me ponía dura la polla. Desde el año pasado me asignaron el turno noche y sólo las veo de 7 a 9, cuando ellas se van. Pero hace tres semanas ocurrió algo que cambió definitivamente mi actitud hacia el trabajo y a estas dos muchachas calentonas.

La más grande de las Torres, se llama Clari...

Mi esposa, mi amigo y yo

Mi mujer me pide nuevas experiencias y yo le doy vía libre con mi socio.

Me casé con Silvia hace doce años, cuando tenía 21 y ella 19. Es morocha y mide 1.60. Su fuerte no está en la delgadez sino en la abundancia y más de una vez me ha pasado que me ofrecieron tener sexo con ella en las discotecas y en alguna que otra despedida de soltero. Su especialidad, por su ascendencia, era la danza árabe, y no había polla que no se erectara cuando ella meneaba frenéticamente las caderas. Cuando la conocí no estaba seguro de que me gustara, pero todo eso se diluyó cuando me acosté p...

El cuento del tío

Cuando me divorcié fui a vivir a lo de mi hermana y mi sobrina me atendió muy bien...

Fueron muy difíciles los momentos de mi separación. Me deprimí a tal punto que adelgacé casi diez kilos. Marisa me había dejado porque se había enamorado de un compañero de trabajo. No hubo discusiones ni discursos inútiles. Cuando llegué del trabajo, ella tenía la valija preparada y sólo me había esperado por un mínimo respeto que aún nos teníamos a pesar de que llevábamos mucho tiempo distanciados, casi sin dirigirnos la palabra. Hasta ese día estaba convencido de que ponerle punto final a ese calva...