De algo tenía que servir trabajar con tanta... (2)
La tarde de mi despedida la empecé y la acabé con una compañera... pero no fue la misma.
Después de mi experiencia con mi compañera de trabajo, la verdad es que no podía dejar de mirar a ninguna de ellas con unos ojos diferentes, con una calentura terrible y con unas ganas de repetir lo mismo y probar cosas nuevas no sólo con ella, sino con todas las que pudiera. Sólo de ver cada día sus culos meneándose arriba y abajo, sus pechos ocultos tras esos escotes... buf... qué mal que lo podía llegar a pasar algunos días, y por un lado o por otro yo sabía que no les resultaba indiferente ni much...