Los placeres prohíbidos de una estudiante aplicad

La tímida estudiante espera que cediendo a los deseos del director pueda mantener su aventura en secreto. Pero no cuenta con que una de sus compañeras no piensa pedirle permiso a nadie para disfrutar de ella.

EL DESPACHO DEL DIRECTOR

Eran más o menos las once de la mañana cuándo unos débiles golpes le indicaron que alguien llamaba a la puerta. El director dejó el bolígrafo sobre la mesa y se levantó de su escritorio. Era un hombre en la cincuentena y jamás había hecho mucho por mantenerse en forma. La curva de su cintura así lo indicaba con claridad. Además, la calvicie y un anticuado bigote le hacían parecer mucho más viejo de lo que era en realidad. Con una estatura media y un sobrio traje azul de co...