Así nos entregamos juntos (2)

Habíamos decidido dar el paso de entregar el control de nuestro deseo al otro y someter nuestros cuerpos a todos los placeres que nos ofreciese el mundo. Empezamos por nosotros mismos.

Me desperté desnudo. Solo. Relajado. Muy relajado. Noté mi cuerpo pegajoso. Relajado y pegajoso. Usado. Debajo de mi pecho, cerca del ombligo, una fina capa rugosa, seca, me recordó el placer pasado. Semen. Recuerdo que le había dicho: empezamos ahora. Recuerdo que mi cuerpo ardía con la pasión contenida durante meses. Recuerdo sus labios. Recuerdo que me cogió de la mano y me llevó junto a una pared. Recuerdo que desaparecieron el mundo entero y todo el bullicio de nuestro bar de los viernes. Recuerdo que...

Así nos entregamos juntos (1)

Os cuento la historia de cómo hicimos realidad todas nuestras fantasías a través de una sola: entregarnos juntos y sin más límites que los que ella me impusiese a mí y yo a ella.

Llevábamos tiempo alimentando nuestro deseo de fantasías. Meses intercambiando confidencias. Meses deseándonos la piel. Meses de miradas profundas, de pupilas que desnudan mejor que las manos. Meses de sensualidad hecha tortura, hirviendo sin tocarnos.

Ella no debía. Y yo no quería que su remordimiento acabase con nuestras veladas de pasión contenida.

Así que continuamos igual. Cada semana nos alimentábamos de nuevo de imaginación y calentura. Cada semana nos condenábamos a fuego sin cuerpos, a...