Así nos entregamos juntos (2)
Habíamos decidido dar el paso de entregar el control de nuestro deseo al otro y someter nuestros cuerpos a todos los placeres que nos ofreciese el mundo. Empezamos por nosotros mismos.
Me desperté desnudo. Solo. Relajado. Muy relajado. Noté mi cuerpo pegajoso. Relajado y pegajoso. Usado. Debajo de mi pecho, cerca del ombligo, una fina capa rugosa, seca, me recordó el placer pasado. Semen. Recuerdo que le había dicho: empezamos ahora. Recuerdo que mi cuerpo ardía con la pasión contenida durante meses. Recuerdo sus labios. Recuerdo que me cogió de la mano y me llevó junto a una pared. Recuerdo que desaparecieron el mundo entero y todo el bullicio de nuestro bar de los viernes. Recuerdo que...