Mi prima y su madre me convirtieron en un hombre.5
Verano del ´75. Un chico tímido intenta sobrevivir a la dureza de su despertar sexual en una sociedad marcada por muchos años de represión.
Pronto llegó el autobús, no hablamos casi nada durante el camino de vuelta. Con disimulo posé mi mano sobre su muslo, y ella puso la suya encima. Así, pensativos y en silencio, llegamos a nuestro destino. Allí nos despedimos con unos besos, castos y fraternales.
—Espero que vayas algún día por la gasolinera, mi madre debe echarte de menos.
— ¿Lo dices en serio?
—Si, claro, lo que pasó no significa que no debas volver por allí. Y yo también estaré deseando volverte a ver.
—Tú también...