San - El bombín y la corbata

Ahora que lo pienso, sus historias nunca tenían un príncipe valiente que luchaba por el amor de una doncella, había guerreras que luchaban por cosas importantes como la tierra, los derechos, el honor, los dragones mutantes y el monstruo que vivía debajo de la cama.

“Vaya, ¡que maravillosa sorpresa! Un puñado de chicas guapas visitando mi humilde establecimiento. ¿Y a que debo esta bella presencia?”

“¡Hola Leti! Hoy hemos decidido que es un día como otro cualquiera para tomarnos unas cervecitas y unos pintxos como los que tan bien preparas. Me gustaría presentarte a Águeda, la chica que se ha hecho cargo de la vieja confitería de los Villas. A Lúa y a Malena ya las conoces.”

“Encantada de conocerte Águeda. Supongo que serás pariente de la señora que tenía l...

San - Viejos y nuevos tiempos

Para mi no es lo mejor que he leído, pero entiendo que te pueda llamar la atención este tipo de literatura. Aunque, entre tu y yo, los mejores párrafos son los que tu y yo, a veces, escribimos a escondidas...

“Papá, la tía Inés... ¿era tu tía?”

“Si, más o menos... era tía de mi madre, la más joven. Fue la que se hizo cargo de la casa cuando mi abuelo fue llamado a filas durante la guerra civil. La verdad, de no haber sido por ella y por su pareja, en este pueblo muchos habrían muerto de hambre durante la posguerra.”

“¿Pareja? Siempre pensé que la tía era soltera.”

“Porque nunca se llegaron a casar... El doctor era republicano y ateo. Todavía no me explico como sobrevivieron a la dictadura...” ...

La cuentacuentos 5

Érase una vez una muchacha que acabó viviendo en un pueblo del interior de Galicia

Buena y extrañamente calurosa mañana de noviembre. Me llamo Jessica y soy Cuentacuentos. Llevaba varios meses perdida por mi bosque y decidí que este era un día como otro cualquiera para acercarme al pueblo más cercano a hacer una alguna que otra compra preparándome para el largo invierno. Mientras hacía malabares para meter en el pequeño maletero de mi coche los aprovisionamientos, se me acercó una amable rapaza para echarme esa mano que me faltaba y me contó una historia que merece la pena ser contada.

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La peluquera

Deja de mirarme y, con su perenne sonrisa, sigue a lo suyo con mi cabeza. Y esta cabeza loca no deja de imaginarnos haciendo cosas más divertidas. No se que es lo que me pasa hoy, pero como me siga poniendo así voy a acabar metiendo la pata.

Tengo ganas de ponerme guapa. Si, me lo merezco, me merezco unos mimos, concederme un capricho. Necesito verme bien, ser coqueta, como antes. Ir a la peluquería me gusta… me gusta que me corten el pelo, que me laven la cabeza, que una persona se dedique exclusivamente a mí. Lo único malo es que aquí no conozco ninguna peluquera y me da miedo que unas manos desconocidas me toquen de esa manera…

Este fin de semana me sentí bien, me sentí guapa, atractiva… y me gusta sentirme así, poderosa, hermosa, únic...

Cuento de una noche de invierno

Un semáforo, una muchacha y unas horas de sensual viaje...

Un día como otro cualquiera… por una vez, en el último mes, no llueve y tampoco hace mucho frío. Me siento derrotada por lo que me rodea. Mis fuerzas flaquean y mis músculos ya no son míos. Y, encima, tengo que gastarme el dinero en pasarle la inspección al coche… esta vez si que no llego a fin de mes. Pero tampoco quiero multas por no tener mi medio de vida al día. Puta crisis.

Me subo al coche y arranco, acaricio el volante y ruego por que aguante, al menos, otros ocho añitos en pie. Me incorporo a...

San - De paseo por la vida

Y pensar que quería pasar un día de ruta con Alba… ¡esto se ha convertido en una surrealista reunión familiar!

“Entonces…”

“Entonces la carpintera vino a arreglarme unas cosillas que tenía que haber hecho y acabé debajo de ella recibiendo una buena reparación de bajos.”

“Jajajaja, joder, San, ¿no puedes ser más sutil?”

“Ahh, perdone usted señora fina… acabamos follando como conejas durante casi una jornada laboral.” – le guiño un ojo y ella me da un puñetazo en el brazo. – “No se chica, no se como decirlo más finamente. Deben ser los aires de la sierra…”

“¡Te voy a dar yo a ti aires de la sie...

San - Parte de un sueño

“Te siento y, aunque no te vea, si se que estás cerca y me pongo tonta…”

Hacía mucho tiempo que no echaba un vistazo a la carpeta “fotos” de mi ordenador. No me gusta mucho mirar el pasado. Las vivencias las hemos vivido y lo digno de recordar lo llevamos tatuado a fuego en la sangre que recorre nuestro cuerpo cada día. Pero hay días en los que la morriña nos embarga y necesitamos recordar aquellos buenos tiempos.

Creo que nos pasa a todos, cuando vemos imágenes nuestras de momentos atrás, las modas siempre nos sorprenden… unos pantalones fuera de contexto, una camiseta co...

San - Aves de paso.

A las flores de un día...

A veces las cosas tienen un por qué… y otras veces tan solo son inutilidades que nos hacen perder el tiempo. Pensar, por ejemplo… pensar está bien siempre y cuando utilizas tu cabeza para alcanzar una meta, algo posible, probable o simplemente descarte. Pero pensar, para compadecerse de una misma o tratar de encontrar la lógica a la actuación estelar alguna mujer, puede causar verdaderos estragos en nuestra salud mental.

“¿Por qué me ha dicho que está con una chica?”

“Eh… pues, ahora me pillas a...

San - Luz de Lúa

“¿Saludas así a todas tus clientas?” – me está abrazando por la cintura y yo le sonrío excitada. “No… esto solo me ha pasado contigo…”

“Vaya, si que eres mañosa… y además casi no ensucias.”

“No es mas limpio el que más limpia si no el que menos ensucia.”

“Y encima sabes refranes, todo un partidazo de muchacha.” – Lúa se sonrojó y me miró de manera tímida. – “Y, seguramente, no estarás sola…”

“Ahora mismo estoy contigo aquí.” – volvimos a mirarnos y mi curiosidad por ella aumentó al escuchar su evasiva respuesta. – “Bueno, la puerta ha quedado perfecta. ¿Necesitas que repare alguna cosa más? Todavía tengo un rato para ti…”...

San - El muerto al hoyo y el vivo al bollo.

“Joder, que mal… últimamente no hago más que escuchar hablar de muerte.” – me sentí triste por aquella simpática muchacha que había conocido el día anterior y no pude evitar recordar también lo que me había contado Leti.

“A ver, papá, ¿estás seguro de que esta maquina será adecuada para este mueble?”

“¿Dudas de mi palabra?”

“No, hombre… es solo que… me parece que es demasiada potencia y… esta madera parece muy deteriorada.” – a pesar de la gracia que me hacía ver a mi padre con un mono de mecánico, la mascarilla y la lijadora en la mano, sentí miedo de perder aquel pequeño zapatero. – “Además, así se perderá el dibujo…”

“¿Y para qué quieres conservar el dibujo? Es muy feo… y la madera está muy deteriorada....