Obligada en un prostíbulo
A veces cuando una piensa estar atrapada como esclava se da cuenta que es lo que desea
Ese día al despertar noté de inmediato dos cosas: primero, no estaba en mi dormitorio, y segundo, tenía semen por toda la cara. ¿Qué había pasado? ¿Qué hora era realmente? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? Y sobre todo, ¿de quién, o quienes, era todo ese esperma que cubría mi rostro?
A medida que despertaba me empezaba a dar cuenta: no estaba en un dormitorio, sino una especie de depósito. Solo había el colchón en el suelo, una silla, pero no habían ventanas, sólo una pequeña que daban hacia un pasil...