Me llamo Ana (3ª parte)
Tras la sorprendente revelación de mi hijo, comenzamos a experimentar con nuestros cuerpos el dulce deseo del sexo
Me llamo Ana (3ª parte)
Allí estábamos, en mi cama, los dos, con mi camisón blanco, apoyada en los almohadones de mi cama y él con su pantalón del pijama y el torso desnudo a 4 centímetros de esos labios rosados a punto de morder…
- Esta bien, como quieres que lo hagamos…
Dije con un hilo de voz, excitada, sorprendida, alagada, después de escuchar que era yo la que le había provocado aquella erección la noche anterior.
- No se… ( con la cabeza agachada y la timidez...