Lilith, al encuentro de condenados
La vampira Lilith se divierte, mata, folla y secuestra. Pero ella es buena, muy buena.
A sus 335 años Lilith todavía no había asumido su necesidad de alimentarse de humanos, le gustaba muchísimo el sexo y aunque no le asustaba estar sola, no creía no poder volver a ser amada por alguien a quien ella amase, alguien hermoso y complaciente que compartiera con ella éxtasis inesperados y aventuras llenas de fluidos y sensaciones.
Todos los vampiros que conocía estaban solos, buscaban sexo y sangre entre las putas y putos de la calle, y no se complicaban mucho la vida, ni se lamentaban de est...