Mi diosa

La chica de la oficina.....

No podía creer que mis labios, estuviesen rodeando aquellos pezones.

Eran increíblemente grandes, muy suaves, no tenían ni una estría; se erguían desafiantes ante mi.

Las veces que había soñado con rozar su cuerpo.

Hacia quince días que me decidí a pedirle una cita.

Es Marta, secretaria en una oficina en la que reparto el correo a diario.

Cada día la veo detrás de su mesa.

-          Hola buenos días, ¿Qué tal hoy?

-          Hola Rubén, parece que mejora el tiempo,...

Del Chat al Hotel

Lo que empezó siendo una relación virtual se hizo realidad.

No estaba nervioso, era impaciencia y curiosidad.

Nos habíamos conocido hacía varios meses en un chat.

El chat era de contenido sexual, yo escribí en la pantalla general:

-          Alguna chica para charla picante??

En unos segundos, un timbrazo me avisaba de un mensaje privado.

No tenía Nick, solamente, un genérico, invitado-60023.

-          Hola, que tal?

-          Hola, bien.

-          Que buscas por aquí?, le pregunté.

-          A ti. Me contest...

Mi vida como monja

Aquel sacerdote hizo de mi lo que quiso y me trató como la dio la gana.

Mi vida en aquel convento era tal y como yo la había imaginado.

Yo había tomado los votos de la orden cuando contaba 17 años de edad.

A esa edad no había tenido ninguna experiencia sexual, y cuando digo ninguna quiero decir que, era totalmente virgen.

No puedo decir que no sintiese curiosidad por el sexo. Es más, a partir del año de estar allí, no podía evitar mirar a mis compañeras con cierta lascivia.

Cuando pasaba por delante de las celdas de mis compañeras, más atractivas n...

La Madre de Juan

Me encanta el zumo desde entonces.

Aquel día como tantos otros, fui a buscar a mi amigo Juan.

Juan vivía en un chalet de una zona residencial de bastante nivel.

Se podía decir que su familia era de un nivel económico-social alto.

Su padre era un activo hombre de negocios que trabajaba como jefe de ventas, en una multinacional del sector cosmético.

Por motivos laborales el padre de Juan pasaba mucho tiempo fuera de casa.

Atravesé el jardín que precedía al porche del chalet.

Llamé a la puerta, después de un...

Las olas

Lo nuestro es algo "normal".

Sobre las piernas tenia un libro abierto, yo no veía ni una sola letra de aquellas páginas, solo tenía ojos para sus muslos.

Era preciosa, su melena negra como ébano y con unos rizos como las olas de un mar embravecido, sus ojos azules como ese mismo mar.

El minúsculo vestido de gasa hacia juego con sus preciosos ojos.

El vestido se la ceñía al cuerpo en partes muy puntuales de su perfecta anatomía. La imaginación se me disparaba y no podía quitar de mi mente su cuerpo desnudo.

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