Mi diosa
La chica de la oficina.....
No podía creer que mis labios, estuviesen rodeando aquellos pezones.
Eran increíblemente grandes, muy suaves, no tenían ni una estría; se erguían desafiantes ante mi.
Las veces que había soñado con rozar su cuerpo.
Hacia quince días que me decidí a pedirle una cita.
Es Marta, secretaria en una oficina en la que reparto el correo a diario.
Cada día la veo detrás de su mesa.
- Hola buenos días, ¿Qué tal hoy?
- Hola Rubén, parece que mejora el tiempo,...