Una historia terrible, pero con final feliz. (10)
El policía volvió a las pocas horas, serían ya las cinco o seis de la madrugada, caminaba silbando de felicidad acercándose armoniosamente a la celda donde estaba encerrada su cobaya de laboratorio. Pensó que haría lo que fuera para follársela, que se saltaría su ética profesional y la chantajearía si fuera necesario.
Una historia terrible, pero con final feliz. (10.)
El policía volvió a las pocas horas, serían ya las cinco o seis de la madrugada, caminaba silbando de felicidad acercándose armoniosamente a la celda donde estaba encerrada su cobaya de laboratorio. Pensó que haría lo que fuera para follársela, que se saltaría su ética profesional y la chantajearía si fuera necesario.
Introdujo la llave correcta y abrió la puerta de la celda. Él no se lo podía creer; allí se encontraba la esbelta muchachita, de...