El vagabundo (22)

Todas las despedidas son tristes y la mía no fue menos, las dos mujeres y sobre todo Mariano me emocionaron con su afecto. El viaje hasta Galicia fue horrible, no iba preparado para la aventura y lo sufrí, aunque luego sus buenas personas ayudaron a reponerme.

La despedida que más me emocionó fue la de Mariano y era la que menos me esperaba, pensé que despedirme de las dos mujeres que follaba habitualmente, y más siendo madre e hija, iba a ser un drama pero no, fueron muy comprensivas, cuando me decidí a decírselo al marido de Ana y padre de Gero preferí hacerlo a solas y le invité a dar un paseo en mi coche “nuevo”, le había comprado una caja de puros de los mejores que encontré y le ofrecí fuego dentro del Mini, quise darle gusto a su paladar para suavizar...

El vagabundo (21)

Cuando ya pensaba que mi vida estaba encarrilada y feliz, un acontecimiento me sacudió de arriba abajo, además una buena noticia cambió mis planes y después de muchas dudas me decidí y fui a por todas.

Volví a mi rutina con muchas ganas, ahora afrontaba el futuro con más tranquilidad, ya que económicamente tenía más holgura e incluso más movilidad, pues el Mini me solucionaba el problema del transporte, ya no dependía del autobús que pasaba por delante de la finca.

Tuve mucho éxito entre mis compañeros de clase, lo chicos querían venir conmigo para presumir con las chicas y las chicas también se mostraban más “receptivas” pero yo me mantenía distante, con todos me relacionaba pero no quería nin...

El vagabundo (20)

La vuelta fue emocionante, el recibimiento a su hija con la buena nueva de que estaba recuperada fue una alegría para todos, lo celebramos debidamente, incluso su madre se unió a la fiesta. Justo me regaló algo impensable y se lo agradecí en el alma, en casa de Mariano las cosas no pudieron ser mejores

La vuelta fue emocionante, el recibimiento a su hija con la buena nueva de que estaba recuperada fue una alegría para todos, lo celebramos debidamente, incluso su madre se unió a la fiesta. Justo me regaló algo impensable y se lo agradecí en el alma, en casa de Mariano las cosas no pudieron ser mejor, así que…

No hicimos mención a lo que vimos al entrar en casa, Encarna al abrir la puerta de la calle gritó mimosamente… ¿Cómo están mis niños?, esperaba que algún balbuceo o lloro la contestara pero...

El vagabundo (19)

En casa de Encarna seguí ayudando a su padre y sobre todo a ella, en presencia de su madre, en un viaje relámpago a la cuidad tuvimos la ocasión de culminar nuestros deseos.

Por la mañana Don Justo me esperaba en el comedor, la mesa ya estaba preparada, su mujer iba con un delantal impoluto, con una sonrisa inhabitual, el día amaneció frio pero soleado, desde la habitación de Encarna llegaban los lloros de los niños, al parecer la chica estaba cambiándoles los pañales.

Desayunamos rápidamente y antes de marcharnos pasé a ver a los llorones, su abuela me acompañó y ella misma me los dio a coger, los dos inmediatamente se callaron como por ensalmo y después de mecerlos un p...

El vagabundo (18)

Encarna me previno sobre su familia, era muy respetable y debía ir preparado, aunque las cosas no salieron como pensé, de todas formas, al conocerles cambié de opinión.

Encarna enfiló el Mercedes clásico por un camino empedrado hacia el Campo Santo, estaba alejado del pueblo y en invierno no era visitado más que cuando se veían “obligados”, una fila de cipreses lo rodeaba y el coche rodeó la explanada hasta la parte de atrás, allí hacía como una plazoleta que sólo se ocupaba el día de Todos los Santos, pegado a la alta tapia y protegido por los altos árboles Encarna apagó el motor del coche.

En el interior, el sol nos calentaba la ropa pese a que afuera corría u...

El vagabundo (17)

Hubo muchas cosas que celebrar, entre ellas el aprobar el examen de conducir, ambas hermanas me felicitaron ampliamente. Una visita inesperada de Encarna amplió mi horizonte.

Cuando vi al bedel venir hacia mí, me extrañé, no creí que viniera con malas intenciones porque su cara no era nada parecida a la de la otra ocasión, pero causó mucho revuelo entre mis compañeros cuando me dijo en voz alta que la Directora quería verme en su despacho.

Acudí más tranquilo, esperaba alguna otra felicitación de parte de Encarna, al parecer sus padres eran bastante conocidos e influyentes, además su acogida que tuve en el hospital fue bastante buena.

En Dirección nada se parecía a l...

El vagabundo (16)

Un incidente, que casi termina en tragedia, me hizo aprender una lección, por fortuna las cosas terminaron bien, además parece que Juan también se alegró de mi ayuda.

En la bodega había mucha actividad, los bodegueros estaban trasegando el mosto de un depósito a otro, éstos eran altísimos y brillantes, Mariano supervisó los trabajos y luego me invitó a dar una vuelta con el Land Rover .

  • ¿Paco, ya sabes conducir un coche?
  • No, todavía no me atrevo, después del “éxito” con el tractor…
  • *Eso fue mala suerte, es conveniente que aprendas, aquí por los caminos no hay peligro, te explicaré como se hace y así cuando te apuntes a una autoescuela te será mucho...

El vagabundo (15)

Joao estaba decidido a abandonar al rebaño, por suerte encontré una solución, asistí al parto de la mujer del profesor y me gané unos posibles premios… de todo género.

En la primera ocasión que tuve fui a hablar con Joao, lo encontré en el pinar, rodeado de su rebaño, de lejos ya me vio llegar en la moto que cogí del almacén y salió a recibirme, nos sentamos al lado de las rocas, donde le vi por primera vez follando con una de las mellizas, se lo conté y nos reímos con ganas.  Le expliqué mi visita a la aldea y la reunión con las hermanas, él se tronchaba de risa también.

  • Jajaja, vaya, me pillaste con las manos en la masa.
  • ***No, con la polla en el coño, Jajaja....

El vagabundo (14)

Después de una tarde distraída en familia Berta tuvo que ceder a mis condiciones, no lo pasó bien pero quedó en repetir, por otro lado Sonsoles me dio una agradable sorpresa.

Cuando Gero desapareció me dormí como un “bendito”, después de otro revolcón estuvimos hablando de Berta, su hermana parecía haber recapacitado pero yo no me fiaba de ella, sabía que podía ser por motivo de celos fraternales, porque por envidia de su físico era impensable.

Me desperté sobresaltado, el vozarrón de Mariano desde debajo de la escalera me asustó.

  • ¡Paco ya es hora, el almuerzo ya está en la mesa, si no bajas pronto, empezamos sin ti!
  • ***Enseguida estoy con vosotros, gracias...

El vagabundo (13)

La vuelta de los padres de Gero fue apoteósica, aprovecharon plenamente el fin de semana en Madrid y nosotros también, además luego trajo cola

Gero preparó una ensalada, comimos como si no hubiera mañana, después de la tórrida noche  estábamos desfallecidos, aunque con prisa por apurar las horas que nos quedaban en solitario. Sabíamos que el tren que traía a sus padres llegaría a última hora de la tarde, más el tiempo desde Valladolid a la finca en el viejo Land Rover , estaba todo controlado.

La chica recogió toda la mesa y desapareció por un momento, cuando volvió llevaba otra vez el camisón largo de su madre, pero con el añadido de q...