Sorprendida en la oficina

Aque lunes no era mi día... O al menos eso creía

Era un lunes como cualquier otro, después de no haber ido a trabajar debido a que estuve enferma, la noche anterior le avisé a Rafael que hoy podría presentarme, la verdad es que ya me había recuperado desde hace varios días.

Él había abierto un pequeño negocio y rentó varios espacios en un edificio de oficinas casi al centro de la ciudad. Como no contaba con capital suficiente para contratar personal me pidió a mí y a otros amigos que le ayudásemos hasta que pudiera pagar debidamente a personal.

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