La imaginación no siempre supera a la realidad.
Cuando todo se calmó, logré darle las gracias con mi mirada. Sus últimas palabras fueron un Por eso eres mía que ayudaron a que cayese rendida sobre los brazos de Morfeo.
Sentía los latidos de su corazón, su respiración aumentaba por momentos. A lo lejos escuchaba el ruido del tráfico en la calle. ¿Cuándo llegaría? No podía esperar mucho más, deseaba que sucediera ya. No sabía que iba a pasar, pero necesitaba que pasara algo. Había hecho todo tal y como le había sido ordenado, mientras mentalmente repasaba todo. Quería hacerlo bien, ser buena chica como él solía decir. Y por eso esperaba en aquella posición tan explícita y obediente.
Había llegado hacía apenas media ho...