Vecino

-Creo que pagaría por…- pero no lo dejé terminar. No había movido los ojos de su boca en todo este tiempo y ver cómo aquella lengua se batía enseñando presumida la esfera negra prendada a ella me dio todo el impulso que necesitaba para besarlo. Pasé una de mis manos por su cuello atrayéndolo a

-¿De qué tiene miedo vecina?- dijo mirándome pícaro. Solté unas de mis típicas risas nerviosas, la malicia en su voz tenía una reacción exagerada en mi entrepierna.-De nada vecino, nada pasará que yo no quiera- apunté rozando el borde mi coraje. Tomé un sorbo de vino distrayéndome de pronto con un grupo al lado nuestro. El ruido de mesas y sillas descorriéndose cortaron la tensión que se estaba creando.

-¿Qué opina del reguetón, vecino?- pregunté distraídamente, queriendo retomar el hilo en algo.

...

Ojete

Gimió violentamente contra mi mano, notando el aire tibio de su resoplido. Al viejo le gustaba el dolor.

Había perdido el coraje de ser miserable, ya no me sentaba bien dármelas de misántropo. Me sentía tan ajeno al mundo, lo peor era que me sentía un intruso entre mis amigos. Estábamos caminando por el barrio Suecia, buscando alguna disco a la cual ingresar. Alan y Felipe iban conversando alegremente de algo que hicieron en el transcurso de la semana. Yo estaba en el extremo izquierdo, preguntándome por qué había accedido a venir. Ya no estaba enamorado de mi antiguo novio, ni lo amaba, tampoco guardaba algún...

Trip

...de su espalda, como enredadera fue naciendo un abanico policromado. Era una cascada surreal de colores que se mezclaban entre sí, encerrándola.

Sudaba copiosamente, lágrimas de sudor resbalaban locas por su frente, por la pendiente de su nariz, por debajo de ella y  por las comisuras de su boca. Tenía los ojos asustados, frenéticos de quién conoce algo nuevo. Yo era cobarde, por lo que lentamente me acerqué tratando de que sus ojos me miraran y me reconocieran. Me arrodillé frente a ella, alzándome para que mi rostro quedara a su altura. Nuestras miradas tropezaron, era mi oportunidad. Cuidadosamente  la besé en la frente con la delicadeza del algo...

Candado Chino

Nadie debería prescindir de la experimentación.

Sólo quería que parara de hablar, aprovechar esos noventa minutos de viaje para echar una siesta. Estaba a pedo. Miré por la ventana, chocando contra un muro de negrura espacial. Es extraño lo que pasa con el negro, cómo representa de manera tan real el miedo a lo desconocido. Jó, estoy divagando.

Sí, cállate Pedro. Quiero dormir.

-¿Cómo estás para unas cachitas, hueón?- Rio, pasándome un brazo por los hombros.- ¿Estás preparado para la noche nortina, culiao?

Sólo atiné a sonreírle (sin mo...

Josefina

Minirelato.

Alegre y vivaz, suele despertar al cité con sus cánticos mañaneros y con su voz de pájaro desafinado. Su risa estrambótica resuena por las callejuelas del barrio cuando los beodos le lanzan piropos al verla pasar con su mini corta y cartera de segunda mano. No le perturba su piel demasiado blanca, manchada por las sombras de una barba incipiente, ni su espalda ancha, o sus pies endurecidos por los callos, pies que nunca terminaron de acostumbrarse a los tacos.

No, a ella no le pesan los insultos: La e...

La Colorina

Ella, la madre de mi mejor amigo.

-¡Jano!- Gritó mi mamá.

-¡¿Qué?!

-¡José te busca!

-¡Dile que suba!

Se abrió la puerta y entró mi amigo.

-¿Qué haces?- Preguntó.

-Armando un cohete a escala- Respondí sardónico.- ¿Que no ves que estoy acostado?- Efectivamente estaba acostado, con un montón de revistas porno que había tomado prestadas a mi hermano. José se sentó a mi lado y comenzó a hojearlas conmigo. Estuvimos un rato en silencio admirando la maravillosa constitución biológica de las modelos.

-¿Vist...

Casta Maldad.

Inocencia oscura.

CASTA MALDAD

Grandioso incubo,

perfecta doncella,

pervertida, a veces retacada

tan bien ilustrada,

en las artes amatorias,

que toda la energía despiadaday lujuriosa de aquel demonio,

es absorbida por aquella succionadora que sin corazón alguno

posee el falo del oscuro,

y se adentra en un juego tierno he inmundo.

¡Ay!  Qué grande es la creación del eterno

¡Ay!  Qué grande es su falo, grita la doncella

*¡Ay!  Que hermosa c...

Amiga mía.

“...No habrá otra espalda, la almohada sudada. Sea dentro de un taxi, caminado en la calle o dejando que queme el sol.”

“Como otra piel

como otro sabor.

Como otros abrazos,

otro olor.

No habrá otros latidos,

no habrá otro orgasmos,

no habrá otras promesas,

ni otro calor.”

-¡Mierda!- Grité cuando Ana me penetraba de golpe con los dedos. Traté de moverme, pero me tenía sujeta firme por la cintura.

-Quédate quieta.- Susurró. Su tibio aliento rozó mi nuca. Comenzó a mover los dedos de dentro hacia fuera.

Poco a poco fui cediendo a sus embestidas, dejándome llevar. Ana...

Santa Teresa

"...le pido a Dios en su bondad que haga experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento... "

-¡Hermana!- Gritó uno de sus compañeras- ¡Deje eso, hay mucho calor!

-¡No se preocupe, estoy bien!- Exclamó revitalizada por una energía inquietante, sin dejar de quitar las malas hierbas con sus propias manos. La tierra había entrado por entre sus uñas provocándole un suave e intenso dolor en sus níveos y cortos dedos.

Sí, hacía mucho calor. El sudor  se escapaba por entre su coronilla y el velo azul, que gracias a Dios (bendito sea su nombre) era liviano y dejaba entrar la austera brisa de ver...

Diario de un Ginecólogo (3)

3ºLa hipocondríaca.

-¿Quién viene ahora?

-María Vargas, Doc.

Maldita sea. La doctora amateur Vargas, la hipocondriaca Vargas. He tenido suficiente con esta semana de mierda como para tener que aguantar las peroratas de esta mujer que me discute a todo. Si no fuera tan insoportable, incluso la encontraría atractiva.

-Supongo que trajo los resultados.

-Sí.- Contestó Sussy.- Dijo que tenía que discutir los resultados con usted.

-¿Eso dijo la muy histérica?- Pregunté, riéndome.

Hubo un largo sil...