Fóllame ya!!, Me pone como una mot tu indifirencia

Dadme “vidilla”… o acabaré poniéndole nombre a mi consolador y acabaré hablando con él.

Ya hacía años que Maribel no distinguía entre los días de la semana. Solo sabía que era fin de semana porque sus hijos y marido la devolvían a una vida “normal”…todos en casa.  No dejaba de pensar en que la vida la sorprendiera con algo que les despertase del letargo familiar.

Muchas mañana antes de poner a los niños en marcha le gustaba disfrutar de su momento especial. Si su marido se había ido ya. Se levantaba; se iba a la ducha y dejaba que el agua caliente recorriese todo su cuerpo como una car...

Mi discreta vecina... seduce a mi mujer (4ª)

Al momento otro hembra apareció en escena (¡Fiesta de pijamas!). Formas más rotundas. Ésta vestía con un tanga rosa y una camisa como de baloncesto (tiritas y amplia abertura lateral). Se agachó de espaldas y pude ver como se le había colado el tanga por sus labios rosaditos y sus grandes tetas

“Hola cariño, mi madre ha venido de compras a la ciudad. Me ha dicho que quería perder de vista a mi padre por un día” me dijo Desiré por el móvil. “Nos vemos mañana por la tarde; los nuevos clientes chinos quieren que vayamos a cenar, así que me quedaré a dormir aquí…¡Un momento!...”. Ahora ya puedo hablar, **le dije “¿qué llevas puesto?, ¿el tanga blanco alto?, ¡qué daría por lamértelo por ahí! bajo”. Desiré dejó pasar unos segundos y continuo la conversación:  “lo llevaba puesto pero ahora está en mi ma...

Mi vecina discreta…, (y mi mujer) (4ª)

Mi mujer me iba sorprender con juegos sexuales mientras yo llevaría un antifaz y me iría descubriendo la sensibilidad de zonas olvidads y las nuevas sensaciones al ser depilado mis bajos.

Mi vecina discreta…, (y mi mujer) (4ª)

Me desperté y vi que al otro lado de la cama ya no había nadie. ¡Qué sorpresa ver a Desiré descontrolada la noche anterior!... introduciéndose mi miembro en su culo lubricado con el aceite solar; de cara a mí, mientras se inclinaba hacia atrás masturbándose con dos dedos sobre cada uno de sus labios exteriores brillando por la luz de la luna sobre sus fluidos…Off. Mi mujer se había levantado y con sigilo había salido de la habitación sin despertarme. Me levan...

Mi vecina discreta…(¡Qué poco discreta!) (3ª)

Ella, con las piernas abiertas, dejaba ver a través de la transparencia de sus “brasileñas” ese delicioso sexo: los labios de su vagina (¡que abultados!, ¡que colorcito rosado claro!) estaban perfectamente marcados

Ella, con las piernas abiertas, dejaba ver a través de la transparencia de sus “brasileñas” ese delicioso sexo: los labios de su vagina (¡que abultados!, ¡que colorcito rosado claro!) estaban perfectamente marcados  por la humedad combinada con la delicadeza del tejido. Sus pezones, redonditos pero bien empitonados luchaban por dejarse ver en su camiseta. Le agradecí su “apertura” para ayudarme a revitalizar mi rutinaria actividad sexual con mi mujer (no sé si mejor, pero más agradable que pagar una pasta a...

Mi discreta vecina (2º)

Como no recordar el triángulo blanco de su culo respingón con esa estrecha y profunda raja que se precipitaba hacia su entrepierna

Mis primeros pensamientos volvieron a ella. Quien pudiera con los ojos tapados ir besando de forma húmeda ese recorrido por encima del delicado satén de su tanga; reconociendo poco a poco la mayor calidez, el característico olor de su ano y el sabor agridulce del flujo casi transparente rebosando por los extremos de los labios de su sexo; la hendidura de su vagina dibujada sutilmente por su humedad; su clítoris saliente. ¡Qué delicia saborear a ciegas su tanga de un extremo a otro sin quitárselo!...y si se...

Mi discreta vecina

No intuía lo que escondía mi vecina bajo ese ropa de beata. Las casualidades nos pueden deparar sensaciones inimaginables y muy placenteras.

Desde hace años vivo en el mismo edificio. Mi vida, dentro de lo normal, me resultaba de lo más satisfactoria y feliz. A mis 43, la vida me sonreía y no parecía que algo la pudiese alterar.

Estábamos de vacaciones (con mi mujer y sus dos hijos) y un wasap a las 10 de la noche, en plena cena en el jardín de mis suegros, le pegó una bofetada a la realidad. Un amigo de la facultad había fallecido tras un derrame cerebral con 44 años acabados de cumplir. Dejé a mi mujer, los niños y los suegros y me subí...