El Orfanato de San Elias (07-Final: La vuelta)

El Orfanato de San Elias (07-Final: La vuelta)...

El autobús de línea me dejó a pocos metros de la entrada. Levanté la vista hacia la figura del edificio que tanto conocía. No había cambiado demasiado desde la tarde que llegué allí, por primera vez, cuando era niña. Di unos pasos al frente y observé mi aspecto. Tenía unos cuarenta y cinco años bastante bien llevados, a pesar de todos los excesos que había cometido. Mi figura seguía siendo espléndida, ahora ya un poco más maciza y con algunos kilos de más. Pero lo que había perdido de lozanía lo había ganad...

El Orfanato de San Elias (06: Sirv. en Barcelona)

El Orfanato de San Elias (06: Sirv. en Barcelona)...

Llegué a la ciudad condal a los tres meses de haber cumplido los dieciséis años. Aterrorizada por la inmensidad de la ciudad, me dirigí como pude al convento que tenían las hermanas en Vallvidriera. La monja de la puerta casi no me deja pasar. Después de algunas preguntas, empecé a servir en un enorme piso del Ensanche barcelonés. Vivía en él una anciana, rica a más no poder, que llevaba un tiempo ida de la cabeza. La pobre mujer chocheaba de manera exagerada, ahora eso se llama demencia senil, creo. Las mo...

El Orfanato de San Elias (05: Espíritu Nacional)

El Orfanato de San Elias (05: Espíritu Nacional)...

Había pasado ya casi un año desde mi llegada a San Elías. Llegó mi decimocuarto cumpleaños como quien no quiere la cosa y se fue de la misma manera. Mi estancia en el orfanato se había convertido ya en algo normal y cotidiano. Los días transcurrían de manera divertida y, salvo por las miserias habituales, como la escasez de comida y de algún que otro artículo, el mundo había empezado a recobrar cierto atractivo y esperanza.

Retomé mi costumbre de espiar a los demás y, como era natural, centré mis aten...

El Orfanato de San Elias (04: El Médico)

El Orfanato de San Elias (04: El Médico)...

Asimilé pronto lo que sucedió en el confesionario como algo normal. Llegué a la conclusión de que cada cura tenía su propio estilo para confesar y, aunque, había pasado un mal rato al principio, luego había estado bien. Más me intrigaba su comentario sobre una posible enfermedad. Por eso respiré aliviada cuando me dijeron que Don Pancracio, el médico del pueblo me esperaba en la enfermería.

La enfermería de San Elías era una pequeña estancia poco iluminada. Tenía una desvencijada camilla y un pequeño...

El Orfanato de San Elias (03: El Orfanato)

El Orfanato de San Elias (03: El Orfanato)...

Mi mundo se derrumbó por completo. Volvía a estar sola en una España que no entendía, plagada de miseria y de hipocresía. La casa de mi tía se me hacía enorme. La imagen de su entierro aún la recuerdo como en una nebulosa de lágrimas. No tuve suerte. Mi tía había muerto embargada hasta las cachas. Lo único que tenía en propiedad era la casa; pero estaba hipotecada. El buen padre Damián vino una tarde a verme y apesadumbrado me informó que, después de pagar todas las deudas, no me quedaba nada. Acababa yo de...

El Orfanato de San Elias (02: Don Antonio)

El Orfanato de San Elias (02: Don Antonio)...

Recuerdo aquel verano como agotador. Mi desarrollo corporal se relajó algo, pero no engañaba a nadie. Empecé a vestir diferente. Dejé las faldas cortas de niña. No podía continuar con ellas, las mujeres del pueblo me criticaban y los hombres se ponían nerviosos. Usaba blusones anchos para disimular mis tetas y no me arreglaba nada. Conseguí calmar a los más mayores, pero los más jóvenes estaban como en celo. Me llamaban cosas y tuve alguna que otra mala experiencia. Alguno me acorraló y los más osados inten...

El Orfanato de San Elias (01: La Posguerra)

El Orfanato de San Elias (01: La Posguerra)...

La posguerra española fue una dura época para las niñas pequeñas, sobre todo para las que no teníamos padres. Mis recuerdos de la infancia no alcanzan más allá de unos rostros sonrientes y unos besos cariñosos. Después, vino un estruendo enorme acompañado de gritos, carreras y un crujido en mi cerebro precursor de una angustiosa oscuridad. Semanas de lloros en el hospital, mal alimentada y desesperada, hasta que, por fin, un rostro amable y enérgico a la vez, me vino a sacar de todo aquello.

Mi tía Ma...

El Despertar de una casada

Una mujer descubre en un viaje a Egipto que desea ser follada sin tregua, no sólo por su marido sino por los amantes ocasionales que puedan surgir.

Este relato que van a leer, aunque muchos no lo crean, se basa en una experiencia que tuve hace un par de años. Mi nombre es Susana, tengo 30 años, soy profesora y, por lo que me dicen, muy atractiva. Estoy casada desde hace cinco años y, hace exactamente dos, mi marido y yo decidimos hacer un viaje a Egipto.

Bueno, me saltaré los detalles que no creo que sean muy interesantes. Una vez en El Cairo, y como todos los turistas, salimos inmediatamente, cámara en mano, a recorrer sus calles y ver sus gente...