Adicta a las pajas (9)

Vuelta a las andadas. Tras dejarlo con mi ex, con un buen par de cuernos en mi cabeza, me desfogo en Internet ante la atenta mirada de cientos de desconocidos.

Siete días han pasado, siete horribles, y sigo depre como un higo chumbo. El helado no me sacia, el chocolate no me llena, mis ojos están irritados de tanto llorar, y sigo amándote como hace siete días, no como tú, cabrón, que hace siete días estabas follándote por todo lo alto a esa morena hija de puta de tu jefa. Necesito algo. Mi vida se desmorona, y necesito algo a lo que aferrarme. Podría tener una noche loca. Sí, por qué no? Todavía conservo mis vestiditos de putón, o aquella mini rosa tamaño cinturón...

Adicta a las pajas (8)

Inmerecido e inoportuno descanso.

Por fin, después de muchas semanas, tenía una entrevista de trabajo. Solo era el primer paso, por supuesto, pero en tiempos de crisis, darlo supone ya un motivo de alegría. Las perspectivas del puesto, además, eran bastante buenas. Buen salario, buen horario, nada despreciables extras... lo único malo era la situación, que me obligaría a coger coche y estar una hora de camino para ir y otra para volver cada día. Algo perfectamente asumible, dadas las circunstancias, no obstante. Contenta, pero nervio...

Adicta a las pajas (7)

Ese gran descubrimiento. Así fue.

En vista de los avances que me está suponiendo este tema de escribir lo que siento cuando me apetece masturbarme (la frecuencia y cantidad de pajas se ha reducido drásticamente), mi psicólogo me ha aconsejado que intente hacer memoria para ver de dónde me viene la obsesión, para intentar combatirla de raíz. De joven, yo era una aficionada a los libros y las películas de aventuras y misterio. La primera vez que vi La historia interminable simplemente me encantó la película, hasta tal punto que no podía...

Adicta a las pajas (6)

Ir de compras no sirve para curarlo todo.

Con las piernas temblando, y una notoria humedad en la bisagra donde se juntan, salí de aquella tienda con las mejillas más coloradas de lo normal, o al menos esa era mi impresión, pues sentía como si me ardieran a causa del rubor. Aunque lo más seguro es que pasase desapercibida para la inmensa mayoría de las personas presentes en el centro comercial, lo cierto es que en aquellos instantes de excitación palpable, era como si fuera el centro de atención, como si fuera un libro abierto y toda la gente...

Adicta a las pajas (5)

Un viejo recuerdo piscinero mientras me distraigo de compras.

Antes de nada, me gustaría agradecer a todos aquellos que me han ofrecido su apoyo, bien en los comentarios, bien por correo electrónico. Salís todos muy guapos, por cierto, tanto los que me habéis enviado fotos de cuerpo entero, como los que me las habéis enviado de vuestras pollas o vuestras tetas. Muchas gracias por las ofertas de "evita tus ganas de masturbarte cabalgando mi montura" sin coste añadido, o para "dar rienda suelta a la adicción vía webcam", pero de momento prefiero seguir intentándol...

Adicta a las pajas (3)

Me encanta la azotea de mi edificio. Está alta, tiene cuerdas para tender la ropa y a veces le da sol.

Tras lo sucedido la tarde del día anterior, con el impulso que sentí en el mercado, decidí quedarme en casa. Sabía que las posibilidades de caer en la desidia y empezar a masturbarme como una loca eran mayores en la intimidad del hogar, pero tal vez si conseguía mantenerme ocupada tuviera alguna opción, y por lo menos no iría dejándome las bragas tiradas en cualquier antro de mala muerte. La idea inicialmente transcurrió a la perfección. Me dediqué a ponerme al día en la limpieza del hogar, y eso me...

Adicta a las pajas (4)

De perdidos al río, o cómo regodearse una tarde entera en la propia adicción. De paso, os presento a mi amigo del alma.

En cuanto entré en casa, me recriminé mi actitud, y la facilidad con la que había caído en el onanismo más exacerbado. No podía ser que terminase tan fácilmente tocándome el higo. Debía resistir las ganas por intensas que fuesen. Me paré a estudiar las posibles razones del suceso de la azotea. El solecito, la brisilla, las fragancias de la ropa limpia ondeando en el aire, la extraña mezcla de exhibicionismo e intimidad que otorga la azotea de un edificio de ocho pisos... Me descubrí a mí misma excita...

Adicta a las pajas (2)

El primer día de terapia no ha terminado aún, y hay muchos pepinos sueltos por ahí.

Mi primer día de terapia no había empezado exactamente como me lo imaginaba, de hecho difícilmente podría haber empezado de una forma peor que cayendo irremisiblemente en mi adicción a los pocos minutos de despierta. Me metí bajo el agua de la ducha dispuesta a purificarme por completo. Aquello sería como un baño bautismal. El psicólogo me avisó de las recaídas, y me dejó claro que no debía olvidarlas bajo ningún concepto, sino que formaban parte del tratamiento en sí. Si olvidaba estas recaídas, serí...

Adicta a las pajas

Soy adicta, lo reconozco. No hay razón para seguir engañándome a mí misma. Soy una adicta a la masturbación.

Adicta a las pajas Hola, me llamo Susana, y soy adicta. Sí, lo reconozco. No hay razón para seguir engañándome a mí misma. Soy adicta a las pajas. Me encanta masturbarme. Me he pasado noches en vela con el dedillo metido. He cancelado citas y he mentido descaradamente para no ir al trabajo y quedarme metida en la cama, sudando mares, pero no por la fiebre precisamente. Me he metido las cosas más inverosímiles, y me he frotado contra muebles, personas y objetos. Escribo esto con la esperanza de que me...