Mi primera experiencia como sumisa
Me gire y justo en ese momento nuestras miradas se encontraron. Perdí el aliento. Por un momento olvide como hablar. Podría describir sus ojos como los de una diosa.
Mi amiga Julieta me contó sobre su más grande secreto. Resultaba ser que le gusta el Sado y era la sumisa de una mujer llamada Eva con la cual ya llevaba un tiempo viviendo.
“¿No te molesta que te lo cuente cierto?” me preguntaba con una cara de espanto.
“No para nada.” Le dije con sinceridad, pero al mismo tiempo intrigada por su confesión.
El oírla contarme su secreto me producía cierto morbo. No tenía ni idea en qué consistía el sado en su totalidad, pero tenía una gran curiosidad por...