Persiana veneciana
"Quiero que te quedes estirada. Quiero que te relajes y me dejes hacer." Pequeña oda al desesperado sexo adolescente.
La tarde se empieza a hacer corta cuando el sol se inclina y queda horizontal a la ventana. Pronto anochecerá y a penas son las cinco. Entre las láminas de la persiana veneciana entra a la habitación rectangular la luz amarilla que dibuja en las paredes y en nosotras líneas perfectas. No puedo evitar darme cuenta de cómo las figuras paralelas se curvan en algunas zonas de su cuerpo; en sus mejillas al sonreír, en las piernas cruzadas encima de la cama en que estamos sentadas, en sus pechos, marcados por ese...