Después de una fiesta
Regresamos de una fiesta a la casa de mi cuñadita rica, donde con lo borracha que estaba, cualquier cosa podía pasar.
Entramos los cuatro a la casa. Desde ya suponía que todos mis sueños eróticos más bajos se iban a realizar. Todos estábamos muy tomados y llegamos tan cansados de esa fiesta que sólo pensábamos en meternos a la cama. Pero claro, como todas las mujeres son iguales, mi esposa y mi cuñadita no se acostarían sudadas, por consiguiente, mi esposita se apropió de la regadera y salió de ahí bien bañadita, se tiró en el colchón de la sala donde se acomodaba la visita y se quedó seca dormida. Mientras tanto mi...