Descubriendo la sumisión

Tras darle muchas vueltas, finalmente Carla había aceptado el contrato, al estilo de 50 Sombras, el contrato definía su rol como sumisa, pero no sabía realmente a lo que se enfrentaba

Tras darle muchas vueltas, finalmente Carla había aceptado el contrato, al estilo de 50 Sombras, el contrato definía su rol como sumisa, pero no sabía realmente a lo que se enfrentaba, ambos querían explorar cada rincón de la sexualidad que la vida en pareja les ofrecía. Víctor ya había conocido el mundillo BDSM antes de conocerla a ella y era un apasionado de los juegos de dominación. Ahora les tocaba explorarlos juntos.

Tras hablarlo en multitud de ocasiones y ya plenamente dispuestos a disfrutar de...

Tarde de domingo en el club (y 2)

Mejor leer la primera parte para comprender perfectamente la situación. Esta pareja da rienda suleta a sus deseos sin ningún pudor ni falso recato. Esta vida hay que vivirla en dos días, porque nadie sabe que pasará pasado mañana.

Salieron del Jacuzzi ambos, mientras se dispersaba la multitud de voyeurs que se habían agolpado en los alrededores, se fueron los dos para uno de los aseos y se limpiaron a fondo. Víctor seguía mirándola arrobado y enamorado, no había pasado ni un día desde que la conocía que no la desease, y sobre todo cuando, como en la ocasión presente, ella se dedicaba a buscar el placer sin reparos ni fingidos tabúes. Minutos más tarde, adecentada de nuevo y con su bata y solo los tacones por vestuario, Carla volvía...

Tarde de domingo en el club

No iba a ser una tarde como las demás, ella había decidido volar por su cuenta y tener todo el placer que pudiera atesorar.

Se acercaba la tarde del domingo. Habían pospuesto hasta ese día la salida vespertina al club de intercambios, solo que esta vez ella quería sentirse más libre que nunca. No iban a meterse allí para pasar la tarde de la misma forma que otras muchas, tomando unas copas, escuchando música pachanguera y aguantando el acoso de los ocasionales lobos solitarios que aparecieran por allí.

No. Esta vez ella le había propuesto un nuevo juego que Víctor asumió como suyo sin dudarlo. En las edades en las que se e...

Tarde de Perra (y 3)

Hicieron un círculo sobre ella y empezaron a tocarle los pechos que estaban hipersensibles con las cadenas. Como si hubiese sido una lectura de su pensamiento, apareció Tron de nuevo entre el circulo. En sus manos de nuevo aquel monstruoso vibrador de cabezal cilíndrico.

Resulta imprescindible ver los dos anteriores para poder tener una visión de la tarde completa.

Arqueó el cuerpo para poder recibir mejor el vibrador y con un par de giros y movimientos hábiles Tron se inclinó un poco hacia delante y abriéndole con una mano los labios mayores que parecían querer impedir la penetración, hizo un gesto y consiguió meterle el cabezal vibrador.

-          Ahhhhhhhhh, el grito no era fuerte, pero si profundo, gutural, le salía del estómago y reflejaba el dolor mezclad...

Tarde de Perra (2)

Los pezones ya estaban enhiestos por el frío y la excitación. Con lo cual Tron ordenó a uno de sus vasallos que se los pinzara. Éste recogió dos pinzas de un clavo que había en la pared y se aproximó a ella que mantenía los pechos aplastados y rebosantes en el potro.

Tron, el jefe de la fiesta y al parecer el mandamás y dueño de aquello, convocó a los señores al centro de la sala, mientras el resto de esclavos y sirvientes, permanecían en sus lugares, ella se percató de que a pesar de no ser la más joven si era la que estaba más buena de allí, las otras mujeres o estaban excesivamente flacas o gordas, ella a pesar de sus kilos demás estaba mucho más apetitosa que el resto. Lo que no terminaba de entender era si esto sería bueno o malo.

Tron se dirigió a todos. La...

Tarde de Perra (1)

Suma Infidelidad y BDSM. Es una versión libre de una de mis tardes más apreciadas. Sonia vuelve a la aventura. En tres capítulos, espero que os guste.

Sonia había quedado un poco dolorida de su tarde iniciática con su “amo”. Pero también había quedado tremendamente satisfecha en todos los sentidos. Se había sentido dueña de su cuerpo y poseída, tanto por su propio deseo, como por el deseo de un extraño, que le había pagado por someterse a sus caprichos. Y eso la había llenado, hacía tiempo que no se sentía así en su aburrido matrimonio.

Caprichos, eso es lo que ella se iba a poder permitir ahora con esa cifra extra que acababa de engrosar su cuenta....

El Club (y II)

Los dos mirones poco agraciados estaban en unos sofás en la parte inmediata posterior a la barra, sin quitarle ojo, claro, con aquella toalla que apenas cubría entre su pecho y su pubis montada en sus tacones que le hacían unas piernas de infarto, era como para no perderle ojo.

2ª Parte

(para mejor comprensión ver la primera parte)

Pidió la segunda copa, mientras observaba de nuevo el panorama. Tras la primera batalla, nº1 se había instalado en uno de los córneres de la barra y murmuraba con sus compañeros, ella supuso que por sus fugaces miradas era el centro de la conversación. La chica de generoso pecho, casi como ella, pero más turgente, había desaparecido, la supuso ya fuera del club. Los dos mirones poco agraciados estaban en unos sofás en la parte inmediata post...

El Club (I)

Caminó solo con sus medias y tacones hacia las taquillas, el vestido y el sujetador en una mano. Al llegar los dejó en la taquilla y le pidió a una de las chicas una toalla.

El club

Había sido durante mucho tiempo una fantasía recurrente. En sus escarceos solitarios en la cama habían propuesto multitud de veces esas sinuosas imágenes donde ambos se veían rodeados de sexos por todas partes, en orgías interminables, inagotables, sudorosos y llenos de deseo por disfrutar del mejor sexo.

Aquello era solo sexo, y por eso se atrevían a tanto, el amor quedaba a salvo, impoluto en su pedestal donde él la tenía a ella y ella a él. Así es que tras hablarlo con tranquilida...

Quiere aprovechar su vicio como prostituta

Estaban en esa fase de plenitud, ambos querían mantener el fuego sexual y trataban de alimentarlo con fantasías. Para ella, una de las inconfesables era sentirse y verse como una meretriz en la calle, buscando compañía de pago.

Otra aventura

Estaban en esa fase de plenitud, ambos querían mantener el fuego sexual y trataban de alimentarlo con fantasías. Para ella, una de las inconfesables era sentirse y verse como una meretriz en la calle, buscando compañía de pago.

Y por fin decidieron cumplirla. Ella se lo dijo así:

  • Quiero verme como una puta, me pone calentísima. Pero quiero que estés cerca y puedas intervenir en cualquier momento. Voy a intentar que al menos cinco o seis tíos paguen por este...

Iniciación pagada a la sumisión

Sonia no se levantó aquella mañana como una mañana más. Su marido la había dejado en la cama a primera hora para irse al trabajo, una día más el había posado sus manos, como descuidado, en su culo y ella se había hecho la dormida esperando a que se le pasara el calentón matutino.

Sonia no se levantó aquella mañana como una mañana más. Su marido la había dejado en la cama a primera hora para irse al trabajo, una día más el había posado sus manos, como descuidado, en su culo y ella se había hecho la dormida esperando a que se le pasara el calentón matutino. Si había que ser justos la verdad es que ella andaba algo caliente los últimos días, como si la llegada del climaterio la estuviese despertando de nuevo el deseo, pero tampoco quería esa mañana darle gusto a su pareja, así es que p...