Complacida

Una pareja llega a su apartamento desesperada por saciar su sed de placer y empezar a volar directo a las nubes

Ella ya estaba entre mis brazos. La apretaba contra mi cuerpo para sentir el suyo rozándome por completo. No dejábamos de besarnos. Nuestras lenguas parecían tener vida propia y saber exactamente lo que querían. Escuchaba su respiración entrecortada, mientras trataba de concentrarme en decirle frases al oído. “Siempre he querido tenerte así…cerquita” Ella sólo se limitaba a sonreír y yo recorría su cuerpo con mis manos. Le apretaba el trasero, acariciaba su cintura hasta a llegar a sus senos.

Decidí n...