Cariño, salgo a correr, parte 8
Aunque ya no podía salir a correr, las casualidades como las desgracias no vienen solas ...
Las casualidades nunca vienen solas, son como las desgracias, se encadenan una tras otra hasta que cesan, no se sabe muy bien porqué ni cuando. Un día decides ir al cine después de tantos días de inactividad provocada por mi lesión y cuando estás sentado en la butaca dispuesto a disfrutar de la película escogida para la ocasión, mirando a la gente que entra en la sala descubres a quien menos esperas. Mi vecina cogida de la mano de su hijo y acompañada por su marido aparece por la puerta mirando los asientos...