Cariño, salgo a correr, parte 8

Aunque ya no podía salir a correr, las casualidades como las desgracias no vienen solas ...

Las casualidades nunca vienen solas, son como las desgracias, se encadenan una tras otra hasta que cesan, no se sabe muy bien porqué ni cuando. Un día decides ir al cine después de tantos días de inactividad provocada por mi lesión y cuando estás sentado en la butaca dispuesto a disfrutar de la película escogida para la ocasión, mirando a la gente que entra en la sala descubres a quien menos esperas. Mi vecina cogida de la mano de su hijo y acompañada por su marido aparece por la puerta mirando los asientos...

Cariño, salgo a correr, parte 7

Un pequeño incidente y hay que sustituir el sexo con cibersexo.

Aquel esguince iba a matarme. Dos semanas con el pié en alto sin poder ir a ver a mi vecinita. Era superior a mí, el deseo me ponía cardiaco. Mis ansias aumentaban conforme pasaba el tiempo. El sexo con mi mujer solo conseguía excitarme más aún.

Gracias a que mi esposa quedaba rápidamente dormida después de follar, pude contactar con el portátil con mi pasión de las últimas semanas. A través del chat pudimos hablar y decirnos lo que nos deseábamos y la conversación fue calentándose hasta el punto de t...

Cariño, salgo a correr, parte 6

Encuentros inexperados, situaciónes morbosas.

Con los tiempos que corren hay que diversificar las actividades que pueden ser lucrativas, con el inconveniente de que es posible que alguien te llame en plena tarde de domingo para que les enseñes un piso de alquiler.

Quedé con el hombre en el mismo piso y yo me adelanté un poco para abrir persianas y airear e iluminar el pisito.

Cuando el hombre llamó al portero electrónico sentí que no iba solo sino acompañado de la familia. Iban a estropearme la tarde de domingo, pero no tenía más remedio re...

Cariño, salgo a correr, parte 5

Sigo con mis correrías

A la siguiente noche no apareció en el parque y me acerqué a la puerta sin atreverme a llamar a su timbre. La puerta se abrió y entré precipitadamente. Subí en el ascensor y encontré de nuevo la puerta de su casa entreabierta. Entré y cerré, y busqué por toda la casa que estaba a oscuras alguna luz que me guiara.

Había una pequeña penumbra en su habitación y allí estaba ella, recostada en la cama, apenas vestida con un camisón negro que dejaba al descubierto sus blancas y suaves piernas y que por arri...

Cariño, salgo a correr, parte 4

"Cariño, ya se te nota que sales a correr" me decía mi esposa, y yo pensando "Si supieras donde hago mis corridas ..."

Esa noche al llegar ella al jardín no se acercó a mí, sólo me dirigió una pícara mirada, echó la basura y volvió al portal de su casa. Por un momento pensé que ya había conseguido lo que quería, ser infiel a su marido, y que pasaba de mí. Pero me di cuenta de que había dejado entreabierta el portal del edificio.

Cuando entré, ella ya había subido en el ascensor, así que sin poder esperar subí por las escaleras. Al llegar al segundo su puerta estaba también abierta, entré y la cerré. La luz de la cocin...

Cariño, salgo a correr, parte 3

Casado y discreto, en tu trabajo te la meto.

Al día siguiente no pudiendo esperar a la noche, me dirigí al supermercado donde trabajaba de reponedora. Allí me acerqué a ella sigilosamente por la espalda y le susurré al oído:

-        ¿Follas o trabajas?

-        ¿Qué haces aquí? Estás loco.

-        Sí, pero por follarte – le susurré otra vez mientras restregaba mi bragueta por su culo.

-        Vete, van a vernos.

-        No puedo esperar a esta noche, te necesito ahora.

-        Pues tendrás que esperar, porque a...

Cariño, salgo a correr, parte 2

Bajar la basura, deporte sano, sobretodo si a la vecina metes mano.

Al día siguiente cuando salí a las diez, pensé en no pasar por el parque porque sabía que las cosas ya no serían como antes. Sin embargo, sólo de pensar en el magreo que le había dado me excité y deseaba verla para ver al menos su reacción, si es que se presentaba.

Al llegar al jardín no estaba, pero inmediatamente bajó con la bolsa de basura en la mano como habitualmente hacía. Parecía que no había cambiado nada. Sin embargo cuando se acercó a mí no me miró ni me dijo su clásico buenas noches, sino q...

Cariño, salgo a correr , parte 1

No es lo mismo salir a correr que correrse y luego salir.

Llega un momento en la vida de un hombre, en el que las locuras que siempre había soñado de joven se materializan con una naturalidad pasmosa. A mí me ocurrió cuando habiendo cogido el hábito de bajar todas las noches la basura, lo compaginé con andar o correr un poquito. Al volver de andar pasaba por un pequeño parque donde casualmente siempre me encontraba a una vecina.

Era una chica joven, con mucho pecho, delgada, sabía que estaba casada y que tenía un niño pequeño porque la había visto paseando e...

El escondite y la mesa camilla

Recordando mis primeras experiencias sexuales, lo que encontré bajo una mesa camilla me hizo adentrarme en el excitante mundo del sexo con una edad muy temprana.

Pero no fue hasta que llegó el final del verano que volví a tener contacto con una mujer que me permitiera saciar mi deseo. Fue por casualidad, que jugando al escondite en casa de Julio, que tenía la casa más grande de todo el vecindario, gracias a que su padre camionero viajaba constantemente al extranjero y ganaba un sueldo descomunal.

En su casa, entre las cuadras, el enorme huerto y las grandísimas habitaciones que rodeaban un patio central era el sitio ideal para jugar al escondite durante horas....