Unas copas bastaron para ser una puta cualquiera.

Yo me puse bellísima esa noche y acepté salir con un nuevo amigo a ver una película y tomar algo a su casa. Comenzamos a apostar prendas y gané más de lo que perdí esa noche.

Cierto miércoles decidí pasar tres días vestida de nena. La primavera había llegado y no contenía las ganas de hacerlo. En la universidad había descanso y aproveché quedarme en el departamento. Como estudio una carrera, vivo con 3 chicas y un chico en el depa, nadie pasa de los 21 años, pero ese periodo ellos tenían que irse de viaje y me quedaría yo solita. Soy travesti de closet, aunque mi cajón de ropa interior esté más lleno de tangas, medias y brasieres, procuro ser discreta en clases y siempre usar le...