Mi hija Sofía. 1
Era un domingo por la mañana y mi esposa y yo estábamos especiamente traviesos y juguetones. Nos acariciábamos desnudos bajo las sábanas, cuando nuestra hija Sofía entró en la habitación para acostarse con nosotros, como hacía muchos domingos.
Era un domingo por la mañana y mi esposa y yo estábamos especiamente traviesos y juguetones.
Nos acariciábamos desnudos bajo las sábanas, cuando nuestra hija Sofía entró en la habitación para acostarse con nosotros, como hacía muchos domingos.
Se echó en la cama al lado de su madre y también se echó la sábana encima de su cuerpo.
Mi esposa siguió acariciándome el miembro bajo las sábanas y yo la miré sonriente diciéndome con la mirada que ya no estábamos solos, que estaba nuestra hija tamb...