La fantasiosa
Verano, a la hora de la siesta, en mi habitación. Hacía tanto calor que no lograba dormir. En vez de eso, ensueño. La cama ya no es mi cama, es una mesa de madera vieja en un jardín desconocido. Tengo tanto calor porque estoy intentando huir de las personas que me sujetan, desnuda de cabeza a pies.
Era verano, a la hora de la siesta, en mi habitación. Fuera, los grillos cantaban. Hacía tanto calor que no lograba dormir. En vez de eso, ensueño. La cama ya no es mi cama sino una mesa de madera vieja y dura en el jardín de una casa tenebrosa, estilo inglés. Una mesa que a lo largo de los siglos ha visto cosas espantosas. Tengo tanto calor porque estoy intentando escaparme, histérica, desnuda de cabeza a pies.
Intento escapar de las personas que me sujetan boca arriba por los brazos y las piernas so...