Paseando al perro....

Nos masturbábamos mutuamente, sentí la necesidad de probar su humedad, así que saque mis dedos de su coño y me los llevé a la boca, que maravilloso sabor, que maravilloso olor.

Hacía meses ya que me había separado, me mudé a un barrio nuevo, mi vida en fin, había cambiado. Mi vida sexual también, desde hacía meses era inexistente.

Todas las mañanas y todas las noches saco a mi perro a pasear, desde que me mudé a esta urbanización me había fijado en una chica morena, que también solía sacar a pasear a su perro en los mismos horarios.

Llevaba ya algún tiempo sin coincidir con ella, aunque cuando coincidíamos no llegábamos mas allá de un frío saludo, así que solo ech...

Un día horrible

Y como tu mujer lo puede arreglar.

Había sido uno de esos días en que es mejor no levantarse, acababa de llegar a casa y la cosa no pintaba mejor, mi aburrida vida de casado, me esperaba una tarde de sofá aburrida y una noche aun mas aburrida.

Sobre las ocho y media llegó ella del trabajo, venía con un vestido blanco que se abrochaba con innumerables botones por delante, corto y escotado y unas sandalias con bastante tacón, nos saludamos con la misma frialdad con la que lo solíamos hacer desde hace ya años.

Mientras dejaba s...

Una cita de interneet

Lo que puede pasar con una desconocida una noche dejándo a un lado el ordenador.

Nos habíamos conocido a través de internet y llevábamos varios días hablando, a lo largo de esos días nos habíamos contado de todo, o casi de todo, así que llegó el momento de vernos en persona y no solo a través de una pantalla y con unas fotos.

En las fotos veía a una chica morena, con flequillo y media melena, de ojos grandes y labios carnosos, una chica muy atractiva.

Quedamos en un bar de copas a las 10, cuando llegué ella ya estaba ahí, reconocía esa cara pero me quedé impresionado co...

Sexo contra la nevera

De lo que pudo haber ocurrido aquel día mientras cambiaba un grifo.

De nuevo estaba en su casa, aquella amiga que tanto me atraía me había pedido que la ayudase a cambiar el grifo del lavabo de la cocina.

Me recibió como siempre, con una amplia sonrisa y un corto vestido gris de estar en casa y como siempre que la veía sentí un escalofrío, su cuerpo me volvía loco, tenia los pechos pequeños pero firmes, a través de aquel vestido de algodón se podían adivinar sus pezones, su culo respingón y firme, sus piernas largas y bien torneadas, sus pies cuidados y con las u...