A solas con Ana en la playa (capítulo 4)
"¿Te gusta lo que ves?" "Me encanta. Tiene que ser un coño muy suave" "Lo es. Pero tú no lo podrás comprobar" "Puede que eso no, pero estoy comprobando lo guarra que eres"
La verdad, Ana comió como una cochina, se duchó veintipico minutos como de costumbre y no hizo más que tirarse a la bartola mientras yo limpiaba y fregaba, pero no me importó. No soy el padre ni el novio de Ana, y no puedo ni quiero cambiarla, me ha proporcionado unas escenas con las que fantasearé el resto de mi vida y creo que lo ha pagado con creces. O eso creía. Tras entrar al cuarto de baño a ducharme yo y ver que estaba todo hecho literalmente una mierda: el suelo empapado, el bidé lleno de arena, su...