Con el técnico instalador de la fibra
Supongo que la combinación del calor insoportable, con las hormonas revolucionadas por el embarazo, me convertían en una bomba de excitación incontrolable.
“Más caliente que el cenicero de un bingo” o “más salida que el palo de un churrero” son las expresiones populares que más me podrían definir durante estas últimas semanas. Supongo que la combinación del calor insoportable, con las hormonas revolucionadas por el embarazo, me convertían en una bomba de excitación incontrolable. Cualquier mirada, roce, o escena subida de tono de cualquier película me acababan provocando el tener que deslizar mis dedos por mi entrepierna.
Aquella mañana tenía cita con un...