Historias de Zoe, una pequeña zorrita. (2)
Segunda fase de las aventuras de Zoe.
Me acerqué sigilosa al dormitorio y empujé suavemente la puerta con un dedito. Dentro tan sólo la luz de la calle, que entraba por la ventana, iluminaba el cuarto y la cama donde descansaba, dormido, mi tío.
El corazón se me iba a salir por la boca, me iba a mil por hora, me temblaban las rodillas pensando en lo que me proponía hacer, y esto también me endurecía los pezones, que pese a mi edad y no tener mucho pecho, eran grandes y muy sensitivos. Los notaba rozar mi camisón y a mi chochito mojado pul...