Delicia de ébano
Un cuarentón conoce a una hermosa morena que desde una cama lo lleva a conocer las nubes y las galaxias.
Delicia de ébano
La primera vez me resistí a creerlo, mientras veía cómo se colocaba el bra, me parecía que con esos senos enormes, redondos como dos globos terráqueos con un solo polo de chocolate, iba a ser imposible que pudiera prendérselo por detrás. Pero pudo. Son años de práctica, pensé. Imaginé que luego se pondría la tanguita negra, pero tampoco, se puso la larga falda plisada, los mocasines, la blusa, se arregló un poco el pelo y para qué, si estaba perfectamente peinado, se colgó l...