Mi tía y yo, y el instinto
Los dos virgenes y los dos deseando acariciarnos, besarnos y follarnos
Esta historia es real, aunque mucha gente pueda pensar que es la imaginación de unos enfermos mentales.
Me crie en el seno de una familia muy humilde en la que nunca me faltó un plato de comida, pero nunca tuve ni siquiera un balón para jugar. Los juegos me los inventaba y para jugar jugaba con los demás niños en la calle, frente a casa y siempre bajo la vista materna.
A los quince años era un chico normal, con un buen cuerpo y aparentaba algunos años más, pero me delataba mi faz de crio. Era un...