Intercambio de fluidos
Una mujer madura observa a escondidas cada día la ducha de su joven huésped,residente en la vivienda merced a un programa de intercambio con su hijo. La contemplación diaria de aquel musculado cuerpo amenaza su equilibrio emocional y ante la perspectiva de que el joven marche pronto, decide actuar.
He de confesar que me encantaba espiarle en la ducha. El baño de mi casa está construido de una forma tan peculiar que permite mirar sin ser visto y disfrutar con todo detalle de cada movimiento de quien lo emplea y que ignora que está siendo observado. Ese momento fisgón lo había convertido ya en un ritual cotidiano que no quería perderme por nada del mundo. Ni la mejor de las series hubiera sido capaz de competir con algo así. Una escena que me ponía tan, tan perra, que de inmediato tenía que subir azorad...