Y Carlos me folló sin piedad
Y justo al devolverle la mirada, me penetró con todas sus fuerzas, con todas las ganas acumuladas después de 7 días sin masturbarse, de calentones telefónicos...me miró para saber si estaba bien...y claro que lo estaba...
Y así acabé en su casa, dejándome llevar y sin miedo a lo desconocido.
Le conocí una noche en un bar cualquiera de Malasaña. Un par de amigas y yo, decidimos salir a tomar algo después de muchos meses sin poder quedar las tres juntas. Después de un par de copas y las mismas y monótonas canciones, le ví entrar. Vino con un par de amigos, y qué casualidad que Sandra, una de mis amigas, conocía a Nacho, uno de sus amigos. Nos presentamos todos y rápidamente, comenzamos con unas cuantas rondas de chupitos...