Mi mejor orgasmo

Nunca en mi corta vida habia sentido tanto placer.

Quedamos solos Octavio y yo, nos miramos fijamente y nos unimos en un beso desenfrenado, como si tuvieramos mucho tiempo sin vernos, nos comenzamos a tocar mutuamente y nuestros cuerpos aumentaron su temperatura pidiendo calmar ese calor interior.

Entre besos y caricias la ropa cayó al suelo, el no dejaba de tocar mi clítoris con sus agiles dedos y yo tocaba su miembro que ya habia despertado de un largo sueño, me gire un poco para darle la espalda, me incline hacia una mesa para que me penetrar...