A Julia le humedece ser una marrana (iii)
El día ya se agota. Fernando y Julia se dejan diluir en la noche, tras la cual deberán tomar el tren que les conducirá a casa. La inexorable ley del deseo se impone.
Fernando dormía a su lado, roncando como él afirma que nunca hace. Sonrió y le observó apoyada sobre su codo. ¿Contradicciones? Nadie se libra de ellas, de lo que se trata es de cabalgarlas... Se enamoró de él ya en la universidad, callado, introvertido, inteligente... y guapo, pero sobre todo atractivo. Un atractivo que amigas suyas no entendían demasiado, pero Julia era la receptora de esas miradas de fuego con las que él la quemaba y no ellas... Fue ella la que tuvo que tomar la iniciativa, ya que si por...