Noche de gimnasio

Una noche en el gimnasio que acabó de la mejor manera para mí: una buena mamada.

Siempre me ha gustado ir al gimnasio por la noche.

Ya sé que lo hace mucha gente, pero todo el mundo suele ir por la noche al gimnasio por obligación.

Están los que se pasan el día trabajando y solo pueden ir cuando terminan su jornada.

Después están los estudiantes que van a clase por la tarde y la mañana se la pasan durmiendo.

O los que van a clase por la mañana y la tarde se la pasan estudiando.

En mi caso la razón es muy sencilla: Por la noche están los chicos más guapos y...

Mi amigo hetero

Historia de cuando me follé a mi mejor amigo heterosexual, se corrió dos veces y hoy en día seguimos siendo amigos como si nada hubiera pasado, aunque se acuerda perfectamente y le encanta recordármelo.

¿Quién puede decir que no se ha enamorado, enganchado o simplemente se ha quedado colgado de un amigo heterosexual?

Levanto la mano y entono el mea culpa.

Y también tengo que decir que yo me follé a mi amigo heterosexual. Y después de eso seguimos siendo tan amigos.

Y ahora él está casado y con niños, y yo tengo el recuerdo de haber probado su culo y su polla.

No es que saquemos el tema con frecuencia.

No lo sabe nadie.

Pero esa sonrisa picarona que me dedica a veces cuan...

Comida de empresa 2ª Parte

La comida de empresa acabó en una mamada que le hice a mi jefe en el restaurante. Ahora viene la continuación de la historia, que relata cómo una comida de empresa acabó en la mejor tarde de sexo de mi vida.

En la primera parte de este relato os conté como una comida de navidad de empresa se convirtió en la mejor comida de empresa de mi vida.

Le comí la polla a mi jefe y se corrió dentro de mi boca.

Su polla era tan grande y estaba tan rica que no dejé escapar ni una gota de semen. Estaba tan excitado que me lo tragué todo.

Sin embargo, yo no me corrí, y mi jefe, que es una persona muy educada, al darse cuenta de eso me invitó a su casa para pasar toda la tarde follando.

Yo le había chup...

Comida de empresa

La historia de como una comida de empresa se convirtió en la mejor comida que le pude hacer a mi jefe.

Cuando tenía veintidós años empecé a trabajar como administrativo en una empresa de paquetería. Éramos unos veinte empleados y el jefe de nuestra oficina estaba muy pero que muy bueno.

Era un hombre de edad indeterminada. Tendría entre treinta y cuarenta años. Era muy guapo y tenía un cuerpazo de escándalo. Siempre venía con traje a la oficina y los pantalones le marcaban un culo redondo y duro, y el bulto que marcaba en la parte delantera era tan prominente que parecía como si estuviera empalmado con...