En la casa de al lado

Los sentidos de un hombre son los únicos testigos de un crimen de género en la vecina casa de este individuo.

EN LA CASA DE AL LADO.

Una noche frenética, alcohol y pastillas en abundancia y llegar a casa a media mañana es todo lo que se necesita para no dormir espléndidamente.

Pese a las cuatro horas de sueño obligado, la habitación aún da vueltas y más vueltas. La sensación de pánico debido al incesante movimiento es insoportable. El abotargamiento que se prolonga y todos los sentidos están de vacaciones, todos menos el del gusto, que se bate cuerpo a cuerpo con un repugnante sabor a vómitos que...