Olga, una madre coraje 4 y último

Final y epílogo de la historia. Han pasado diez años y el “feliz” matrimonio de Olga con don Andrés llega a su fin… Tras el funeral, Olga consuela sus penas con Rafa, su “hijastro”

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Diez años más tarde.

Olga seguía teniendo un tipo espléndido a pesar de haber cumplido ya los 52 años. Teniendo en cuenta que durante ese tiempo se había dedicado básicamente a sí misma, a cuidar su cuerpo, con ejercicio, cirugía y buena alimentación, el resultado estaba cantado. De hecho, se dedicó básicamente a disfrutar de la fortuna de su esposo, del sexo con sus amantes esporádicos sin descuidar, claro a está, la relación con Rafa, ahora convertido en hijastro, con el que seguía follando...

Olga, una madre coraje 3

A Olga se le acumulan los problemas. Apenas puede dar abasto a sus tres amantes. Pero cumple como una campeona. El pobre Elías asiste al espectáculo como convidado de piedra

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A partir de aquel momento, la cosa adquirió unos tintes rutinarios y, por así decirlo, estructurados.

Hablando crudamente, Olga tuvo que repartir sus solicitados orificios entre los tres machos que la rondaban. Y, aunque parezca increíble, consiguió contentar a los tres y, lo que es más difícil, sentirse ella plenamente realizada como mujer. Bueno, precisando más, como mujer guarra. Porque un pelín de vocación de puta sí que tenía, sí...

En primer lugar, ad...

Olga, una madre coraje 2

Olga comienza una relación adúltera con su hijo en el pequeño piso familiar, a espaldas del pobre Elías. Pero las cosas se van complicando

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A Olga le pasó como a todo el mundo y acostumbrarse a lo bueno no le costó demasiado. Pasar de las pajas a los polvos y las mamadas con su hijo fue relativamente rápido y la excusa del chantaje pasó a ser irrelevante. Estaba adentrándose, a toda velocidad, en un mundo de placer que no había conocido antes.

Así que aquel ritmo de folladas con Adrián, unidas a los polvos con Rafa, descubriendo goces que no había conocido nunca, como el sexo anal o las mamadas (sí,...

Olga, una madre coraje 1

Olga y Elías una pareja de emigrantes rumanos que trata de abrirse camino en España ve como su mundo se tambalea tras un accidente de Elías y la pérdida de su empleo. Para complicar las cosas su hijo, recién cumplidos los 18 años, acaba de llegar al pequeño piso familiar.

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Olga de 42 años e Ilia, al que todos llamaban Elías, de 55, habían salido de Rumanía hacía diez años en busca de una vida mejor. Un clásico. Habían dejado atrás a Adrián, su hijo que acababa de cumplir los ocho años a cargo de una de sus abuelas, la madre de Elías.

Inicialmente las cosas les fueron como una seda. Elías, albañil, consiguió trabajo  en la construcción y Olga se dedicaba al servicio doméstico en una casa de la zona alta de la ciudad. Era la casa de...

La tarde feliz de Elisa y su sobrino

Elisa, una cincuentona “felizmente” casada, le pone los cuernos a su marido con su sobrino Pablo. Hoy es un día especial, va a vivir su primer cuarteto… y no de cuerda, precisamente.

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Eran el matrimonio perfecto.

Para todos sus vecinos, familiares y amigos, el matrimonio Ramírez era la pareja perfecta.

El marido, Arnaldo, era un conocido empresario dedicado al transporte. El nombre de su empresa, Transportes ARNEZ, era sinónimo de éxito. Pasaba por poco la sesentena y tenía intención de jubilarse en breve, vendiendo su parte de la empresa a su socio, y dedicando su tiempo a lo que realmente le apasionaba: los bonsais, las maquetas de barcos, la filatelia y un sinfín...

Madre sumisa y agradecida

Alfredo acude al rescate de sus padres, a punto de ser desahuciados. Pero le cobra un precio a su madre por la ayuda.

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La vida de Alfredo transcurría de un modo tranquilo y predecible. Todo parecía conducir a una existencia de felicidad tanto personal como laboral. A sus treinta años, estaba sólidamente asentado como economista en su empresa, una multinacional de gran prestigio en la que se encargaba de la contabilidad. Esto le permitía, además de conocer las cuentas, tanto las diáfanas como las opacas, de la empresa, mangonear a su gusto e incrementar su patrimonio. Sí, claro, ya sabemos que no está bien robar, pe...

Herencia en vida

Don Gerardo, un rico empresario, decide traspasar sus negocios a Alfonso, su hijo. Pero Alfonso pretende quedarse con algo más que los negocios y le ha echado el ojo a Rosenda, la jamona de su madre.

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A Rosenda la única frase que le vino a la cabeza era aquella tan socorrida de " las eyaculaciones las carga el diablo... " Claro que la mujer era perfectamente consciente de que la frase no era exactamente así. Pero esas palabras fueron las que acudieron a su mente cuando la polla que tenía justo enfrente de su ansiosa cara de puta empezó a lanzar esperma como un géiser. Y mira que le había repetido, por activa y por pasiva, al cabrón de Alfredo que fuese con cuidado, que había ido a la *pelu...

Teniente corrupto

Una muestra del amoral comportamiento del Teniente Ramiro y de cómo “abusa” de su madre

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Ramiro le ordenó a Angustias que se pusiese sobre la cama a cuatro patas, con el culo en pompa perfectamente expuesto. La mujer, sabedora de lo que su macho esperaba de ella no necesitó que le repitiesen dos veces la orden y, obediente, colocó su maduro y opulento cuerpo en posición.

Sobre la cama con el culo bien levantado, exponiendo su ojete, agachó la cabeza poniéndola de medio lado. Sus generosas ubres se desparramaban a ambos lados de su cuerpo, apretadas contra el colchón. Precavida, l...

El informe sobre mamá

Por casualidad, descubro a mi madre en una web de citas y me la empiezo a follar. Con el tiempo, el cornudo empieza a sospechar de su santa esposa...

PRIMERA PARTE

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Me llamo Eduardo, aunque todos me llaman Edu, hace un par de meses que cumplí 29 años y he de decir que llego a esta edad en un buen momento. En plenitud, por así decirlo. Y eso que mis perspectivas personales hace un cierto tiempo no es que fuesen muy halagüeñas. No estaba demasiado satisfecho por cómo iban las cosas en mi anodina vida matrimonial.

Me di cuenta de que la cosa no iba a funcionar cómo yo quería al poco de casarme. Pero, claro, uno siempre piensa que las cos...

Confinados en familia

Por circunstancias laborales, me veo obligado a pasar el confinamiento en casa de mis padres. Al final, me veo obligado a disciplinar a mi madre.

1.

No, si, al final, esto del teletrabajo me va a acabar gustando. A fin de cuentas, hacer una videoconferencia mientras, bajo la mesa, una guarrilla te hace una mamada, no deja de ser bastante divertido. Y si la guarrilla en cuestión es una jamona madura y cachonda, a la que le encanta, ocasionalmente, dejar vagar su lengua por mi cálido ojete, y a la que no le importa que su cornudo esposo esté confinado a un piso de distancia ignorando cómo sus cuernos van creciendo, el morbo sube en enteros. Y, fi...