Domingo de Soraluce. Prólogo.

Introducción a una serie de relatos ambientados en el Siglo de Oro español. Este primer relato no contiene escenas eróticas.

-Me habéis preguntado muchas veces, Pascual, por qué he terminado embarcado en este maldito cascarón de nuez, lóbrego y pestilente, para cruzar la mar océana y poner el pie en el Nuevo Mundo.

¿De verdad queréis saberlo?

Está bien, está bien. No insistáis más. Os lo cuento, pero tendréis que prometerme que lo escucharéis desde y hasta el final, sin preguntas, sin interrupciones, porque no pienso repetirlo. ¿Estáis cómodo así? De acuerdo pues. Empiezo.

Era la muchacha más preciosa que he con...

BPN. Ojos verdes (7). Diversiones y perversiones

Una pequeña depravación...

Tengo que reconocer que la frase de Helena podía significar muchas cosas diferentes, algunas buenas, otras malas, y las más de ellas, regulares, así que decidí dar una patada hacia delante al problema y ganar tiempo.

-¿De qué estás hablando?

Su voz me volvió a llegar, furiosa, desde el auricular.

-¡No te hagas el tonto! ¿Sabes dónde estoy?

-¿Hablando por teléfono? – dije, en con sorna.

-Ja-ja-ja muy gracioso… - cualquiera lo diría, por el tono que empleó – Estoy volviendo de fa...

BPN. Ojos verdes (6). Confesiones

Palabras más, palabras menos.

Lo único que fue capaz de alegrarme aquel comienzo de semana, repleto de trabajo, preocupaciones y auténticos embrollos en la tienda, fue recibir a media tarde un SMS que fue capaz de sacarme una sonrisa, tras un día en que lo consideraba imposible.

El lunes comenzó atravesado desde las nueve de la mañana que me llamó David, mi empleado, para explicarme qué teníamos problemas con la empresa de transportes. Al parecer unos pedidos urgentes se iban a retrasar, y me tocaba a mí dar la cara y quedar como...

BPN. Ojos verdes (5). Una mente para el pecado

Segundo encuentro con la hija de mi vecina.

El sábado fue un día tranquilo, para variar. Salí a comer con Miro, mi mejor amigo y su novia Blanca a un restaurante bastante de moda en Zaragoza, un japonés. Comimos sushi, carne teriyaki, yakisobas y mochis, charlamos de un montón de cosas y terminamos de sobremesa en una cafetería, compartiendo confidencias y anécdotas.

Habían pasado años desde lo que ocurrió con mi ex Irene y mi cuñada Ana, historia que supongo ya conocen, y lo digo con toda sinceridad, hacía tiempo que para mí era agua pasada. H...

BPN. Ojos verdes (4). Todos los caminos llevan a..

Castigando la desobediencia

Dicen que solo te decepcionan aquellos de quienes realmente esperas algo.

Es otra forma de decir aquello de “quien bien te quiere te hará llorar”, porque es verdad verdadera que es complicado que te defraude en quien no confías. Duele depositar tus esperanzas en alguien o en algo, creyendo firmemente que no te puede fallar, y comprobar con amargura que hay ocasiones en las que incluso de quien menos podrías esperarlo llega la bofetada, se truncan tus ilusiones y descubres, una vez más, que la vida no...

BPN. Ojos verdes (3). Helena, la hija

La hija de mis vecinos también cae presa de mis maquinaciones.

Mi abuelo siempre fue un hombre callado, trabajador y algo taciturno que obedecía el viejo adagio de “desayuna como un rey, come como un príncipe y cena como un mendigo”. Nunca le vi cenar más que un trozo de queso o jamón con un par de vasos de vino, o en días excepcionales, un cuenco de sopas de ajo. Y debió de funcionar, porque murió el año pasado con noventa y cuatro años.

Aquella noche se habría avergonzado de mí.

Cené como un obispo, que se suele decir. A pesar de que era entresemana, me c...

BPN. Ojos verdes (2). Sometiendo a una madre

Laura no puede evitar caer en mis manos, y toma su primera clase práctica.

¿Usted se considera buena persona?

Seguramente no haya matado a nadie con sus propias manos. Ni atracado un banco a punta de pistola, ni dado una paliza a alguien indefenso, ni provocado un incendio forestal. Posiblemente sea una persona educada, amable, a la que le gustan los animales, que ayuda a sus amigos y familiares, que tiene aficiones y pasiones inofensivas, que va a la iglesia y hace caridad con los más desfavorecidos. Posiblemente. Si alguien se cruzara con usted, si alguien le preguntara di...

BPN. Ojos verdes (1). Buenos vecinos

Introducción. No contiene apenas erotismo ni sexo, es una presentación de los personajes

Eran los ojos más verdes que he visto en mi vida.

Helena no podía tener más de dieciséis, puede que diecisiete años, y era la hija de mis vecinos de arriba, un matrimonio de Alcañiz realmente agradable, no mucho más mayores que yo. Se llamaban Luis y Laura, y regentaban un bar cercano a mi casa, a tres o cuatro calles de distancia, uno de esos bares de barrio y menú del día que flaquearon la crisis gracias a una clientela inquebrantable y ser el centro de reunión de los parroquianos. Desde el primer d...

BPN. Ana, mi cuñada (y 5). Puntos suspensivos.

Concluye la historia con mi cuñada.

Agua caliente, jabón y un cuerpo que acariciar. ¿Puede haber algo mejor?

Enjaboné el pelo de Irene con un champú perfumado, enredando mis dedos en sus cortos mechones rubios, mientras ella expresaba su aprobación con algo semejante a un ronroneo. Estaba pegada de espaldas a mi, su piel húmeda contra mi piel, y notaba cada pulgada de su cuerpo ardiente y carnoso. Vertí gel de avena en mis manos, y con concienzuda delectación fui frotando sus hombros, sus brazos, sus costados, su vientre y sus pechos, r...

BPN. Ana, mi cuñada (4). Ójala se cumplan tus dese

Prosigue la tentación...

Como siempre, gracias por leerme.

Un buen amigo suele emplear una maldición muy curiosa. Cuando quiere que las cosas le vayan mal a alguien, que sea infeliz, siempre le dice “ ojalá consigas todo lo que deseas”.

No pude sino preguntarle, la primera ocasión que le escuché decirlo, pensando que era una ocurrencia, un sarcasmo. Pero no, él me lo explicó muy serio. No hay peor desgracia que convertir en realidad nuestros deseos. Porque el deseo convierte lo deseado en algo perfecto, inmaculado,...