Ana, la Vecina (7)

-¿Está tu marido por aquí?-. Miguel, con los brazos cruzados por detrás de la nuca y desnudo como su madre le trajo al mundo, goza viendo a Ana elegir vestuario para el día.

-¿Está tu marido por aquí?-. Miguel, con los brazos cruzados por detrás de la nuca y desnudo como su madre le trajo al mundo, goza viendo a Ana elegir vestuario para el día. A Ana no le gusta demasiado que el chaval se la quede mirando, porque, bueno, sabe que tiene algunos excesos repartidos por el cuerpo, y que sus pechos no son tan bonitos como hace unos años y porque tampoco tiene una colección de lencería sexy como para lucirla.

-No, no volverá hasta el sábado por la mañana. Y tú, ¿no tienes clas...

Ana, la Vecina (5)

Miguel solo piensa en meterse en la cama de su vecina Ana, la cuarentona que le calienta los bajos de una manera escandalosa

Es como el puto sueño de un adolescente hecho realidad. Miguel ya no piensa en salir de fiesta con sus amigos, más bien prefiere que sean sus padres los que le digan que han pensado en salir a cenar, o a ver una peli, o a dar una vuelta con los amigos. Y todo, ¿por qué? Porque Miguel solo piensa en meterse en la cama de su vecina Ana, la cuarentona que le calienta los bajos de una manera escandalosa. Ya un par de veces han estado a punto de pillarlos mientras se meten mano como descosidos en el ascensor o e...

Ana, la Vecina (6)

Miguel pasa con cuidado la afilada cuchilla por el bajo vientre, la zona más cómoda cuando de depilarse el tema se trata. Ya se le está poniendo gorda, solo de pensar en que lo que está haciendo, lo hace porque muy mal se tiene que dar la tarde para no meterla en caliente

Miguel pasa con cuidado la afilada cuchilla por el bajo vientre, la zona más cómoda cuando de depilarse el tema se trata. Ya se le está poniendo gorda, solo de pensar en que lo que está haciendo, lo hace porque muy mal se tiene que dar la tarde para no meterla en caliente. Ana lleva todo el santo día mandándole mensajitos calentorros, diciéndole las cositas que tiene pensado hacerle en cuanto se quede sola. Paco sale para Portugal en un rato, y el imbécil se va con los abuelos a pasar el fin de semana, así...

Belén

No me creo que vaya a venir. De hecho, he sido lo más borde y asqueroso que he podido con ánimo de alejarla, de acojonarla o de enfurecerla lo suficiente como para que les ponga las pilas a los cabrones de sus hermanos. Porque si viene, va a ser el polvo más caro de la historia.

-¿Belén? ¡Hola! Soy yo. Mira es que quería hablar contigo...-.

-¡Hola! Pues tú dirás-.

-¿Puedes venir al despacho?-.

-Sí, claro-.

-¿Y puedes venir sin bragas?-.

-¡¿Qué?!-.

-Eso, que vengas sin bragas. Te pediría también que compres una caja de condones, ¿te parece?-.

-¡Oye! En serio, ¿seguro que me llamas a mí? ¿No te has confundido de Belén?-

-No, claro que no-.

-¡Pero entonces es que estás chalado!-.

-No, chalado no. Pero sí que me muero por echa...

La Negra del Gimnasio

La negra del gimnasio está buena de romperse, con ese culazo respingón y el pelo casi rapado que te hace pensar en follarle la boca agarrando sus orejas

La negra del gimnasio está buena de romperse, con ese culazo respingón y el pelo casi rapado que te hace pensar en follarle la boca agarrando sus orejas. Para casi todos los que van allí, esa mujer está fuera de su alcance. Para mí, no. La veo cada día, con sus estupendos modelitos que se ajustan a sus curvas como si fueran un guante. Elevan sus tetas, aplastadas bajo un sujetador deportivo que no puede esconder el tamaño de los melones de la negra, se pegan a sus cachas de tal manera que puedes imaginarte...

Sexo Virtual

Entro en el perfil de una mujer de 38 años. En su foto de presentación muestra los pechos, cubiertos por las transparencias de un picardías

Entro en el perfil de una mujer de 38 años. En su foto de presentación muestra los pechos, cubiertos por las transparencias de un picardías. No se le ve la cara, pero lo que veo sí me gusta. Entro en su perfil porque me ha mandado un mensaje en el que dice que si pongo una contraseña, podré ver sus “el menú completo”. Lo hago, claro, y veo que el menú está compuesto por dos peras estupendas y conejo en su jugo.

-Muy rico, el menú-, tecleo. No espero respuesta inmediata. Pero tengo suerte.

-Todo...

Celia iii

Me cuelo en el cuarto de baño, y paso el viejo tranquillo para que nadie me moleste. Creo que voy a vomitar, tengo ese rún rún en el estómago. Al mismo tiempo, noto el rabo clavarse contra mi bajo vientre, duro como una piedra y temblando, tan nervioso como yo. Todavía tengo las bragas rojas de Celia en la mano,

Me cuelo en el cuarto de baño, y paso el viejo tranquillo para que nadie me moleste. Creo que voy a vomitar, tengo ese rún rún en el estómago. Al mismo tiempo, noto el rabo clavarse contra mi bajo vientre, duro como una piedra y temblando, tan nervioso como yo. Todavía tengo las bragas rojas de Celia en la mano, y el corazón me da un vuelco cuando las despliego delante de mi cara y descubre un par de pelos claritos. Y la manchita de humedad allí donde el coño de mi tía las empapó.

Necesito descargar....

Celia ii

Celia sabe que me encanta mirarla, imaginar qué lleva debajo de los vestidos ligeros con los que combate el calor del verano. Le dibujo unas braguitas blancas escondiendo su conejito,

Celia sabe que me encanta mirarla, imaginar qué lleva debajo de los vestidos ligeros con los que combate el calor del verano. Le dibujo unas braguitas blancas escondiendo su conejito, y le pongo un sostén blando, sin copas para que sus pezones demuestren su presencia cuando mi tía se excite. Estamos sentados a la sombra del toldo verde, en la terraza de la casa de mi abuela. Celia se ha puesto un vestido verde, que se cierra por delante con un montón de botones pequeños. Lleva sueltos los más cercanos a su...

Celia iv

-¡Eh, pajillero! Me voy al jardín, a tomar el sol...-, dice la cabeza de Nati, asomada al quicio de la puerta. La muy hijadeputa tiene la mala costumbre de no llamar, así que creo que me ha visto la tienda de campaña montada.

-¡Eh, pajillero! Me voy al jardín, a tomar el sol...-, dice la cabeza de Nati, asomada al quicio de la puerta. La muy hijadeputa tiene la mala costumbre de no llamar, así que creo que me ha visto la tienda de campaña montada. –Ni se te ocurra mirar, que estaré vigilando-, me advierte la cabrona, cerrando detrás de ella. Creo que la escucho reír por el pasillo.

¡Mierda puta! Después del fregao que se ha dado Celia conmigo, y que las imágenes de su dedo y de sus bragas no se esfuman de mi cabeza, me he...

Las Buenas Noches de Celia

Hola, Dani. Vengo a darte un besito de buenas noches-, dice Celia, entrando como una furtiva en mi habitación. Dejo el libro que estoy leyendo en la mesilla, babeando con mi tía. Celia cruza la habitación en dos pasos, deja el vaso de leche en la mesilla, junto al libro, y abre la ropa de cama.

-Hola, Dani. Vengo a darte un besito de buenas noches-, dice Celia, entrando como una furtiva en mi habitación. Dejo el libro que estoy leyendo en la mesilla, babeando con mi tía. Celia cruza la habitación en dos pasos, deja el vaso de leche en la mesilla, junto al libro, y abre la ropa de cama. Se relame al descubrir el cipote de su sobrino dispuesto a recibir sus besos. -¡Ay, que mono! ¿Me estabas esperando, cielo?-, dice, sentándose en el borde de la cama y empezando a acariciar el rabo.

-¡Claro, t...