Bendito destino-7
Las dudas se despejan, los sentimientos afloran y las reacciones son inesperadas.
Con la oportunidad que se nos había presentado, ni Carla ni yo perdimos detalle de cada movimiento, de cada gesto que María realizaba en las más de 2 horas que duró su entrenamiento.
Por momentos, aunque no perdía detalle de los ejercicios, mi mente estaba en otro lugar, estaba inmersa en las inmensas ganas que tenía de seguir compartiendo mis horas con esa persona, mi mayor rival en las pistas, una gran compañía fuera de ellas. Llevaba exactamente desde las 11:30 de la mañana con ella, día en el que...