Una voz angelical (7)

Mi cerebro masculino ya no podía seguir resistiendo las contradicciones con lo que visual y sensorialmente percibía, y con el trato que todo mundo me dispensaba...

Borrero había hecho un arreglo sensacional a la canción, volviéndola prácticamente electrónica, aunque conservando la sexy lentitud de la interpretación de Mariah Carey.

–If there's a camera up in here / Then it's gonna leave with me / When I do / I do / If there's a camera up in here / Then I'd best not catch this flick / On YouTube / YouTube / 'Cause if you run your mouth and brag / About this secret rendezvous / I will hunt you down / 'Cause baby I'm up in my bidness / Like a Wendy interview...

Una voz angelical (6)

Lo supe: una mujer habitaba en Ángel, y estaba decidida a aflorar y a quedarse para siempre...

No podía dejar de ver las páginas de brillante papel couché. Más allá de que hubieran incluido fotos mías en traje de baño ("¿cómo rayos me las tomaron?"), me impactaba la secuencia donde José Manuel y yo aparecíamos bailando en el antro, por tres razones: una, a través de la comparación, se evidenciaba mi cada vez más concluyente ruptura con lo masculino; dos, pese a que el lugar estaba atestado, la perspectiva nos hacía ver comprometedoramente solos; tres, aunque, día tras día, trataba yo de ahogar...

Una voz angelical (5)

Sin voluntad, mi mano fue hasta mi tronco y palpó las turgencias en desarrollo: era distinto verme al espejo, sabiendo el truco de un par de postizos, a sentir conscientemente la tibieza de mi piel en formas femeninas que ahora me pertenecían...

La respuesta de mi madre fue tajante:

–¿Quieres dejar de ser tan dramática?

¡Sentí amargura! ¿Qué tipo de monstruo me había dado a luz?

–Karen, ¿no te bastó con haber logrado que me guste usar ropa de mujer y maquillarme? ¡Soy un hombre! ¡Soy tu hijo! ¡No puedo tener senos!

Mi madre bostezó:

–Me das hueva... En serio...

–¡Karen!

–¡Revisa bien tu computadorcita, niña! ¡Los efectos del Decolette 3D+ y del Suprem’Advance son temporales!

–¿Qué quieres dec...

Una voz angelical (4)

Mi madre vio el material y dejó traslucir emociones paradójicas: regocijo mezclado con envidia. ¡Mi imagen de mujer era ahora mucho más fotogénica que la de ella!

Me levanté de la cama con mucho cuidado, tratando de aclarar mi mente. Por supuesto, mi madre no me dio respiro alguno:

–¿O acaso no fue, para ti, una experiencia que te marcó?... ¡Te comportaste absolutamente sexy y coqueta, chica! ¡Y qué habilidad tienes para mover el culo!... Puedes negármelo ahora, pero creo que ya estás disfrutando el ser mujer...

Nada respondí. Mi madre sonrió, y llevó su discurso por otros rumbos:

–Caíste en la cama, como tronco... Apenas si pude quitarte la p...

Una voz angelical (3)

Me retiré los guantes, y jugué con el reflejo del sol en las uñas postizas, larguísimas, lustrosas... Sin poder evitarlo, me lamenté de no haber nacido chica, y supe que no deseaba regresar a la ropa de niño...

Al principio, sospeché que mi madre había perdido totalmente la razón. Sin embargo, cuando tomó una especie de lapicito de sombras y comenzó a rayarme sutilmente en el abdomen, primero, y entre los pectorales y sobre ellos, después, creí haberlo confirmado.

–Karen, ¿qué rayos haces?

–Recurrir a todas las trampas de las edecanes... Para que aprendas a ser sexy y coqueta, necesitas verte hoy mucho más exuberante...

Suspiré. Ella había dedicado un montón de tiempo a recogerme el pelo (en...

Una voz angelical (2)

El productor disparó: Quiero que seas la niña coqueta y sexy del reality, la rubia de la que todos se enamoran... Ese será el punto de partida de tu futura carrera artística...

–Creo que estás llevando esto muy lejos, Karen...

Mi madre sonrió:

–Sólo hasta donde sea necesario...

Repentinamente, ante el sesgo bizarro de la situación, comencé a asustarme y mi cerebro pareció arder: necesitaba yo discurrir con frialdad, con lógica... Razonar...

–Pero, Karen –dije más para mí mismo que para ella–, entregaste los formatos que tenías preparados, y en todos aparezco como niño...

Por respuesta, mi madre me guiñó un ojo. Luego, se detuvo y viró hacia mí, dá...

Una voz angelical (1)

Serénate... Deja todo en mis manos... Tu transformación apenas ha comenzado.... Quedé de una pieza... ¿Transformación? ¿en qué?. Karen sonrió: ¿En qué?... Obvio, tontita: en niña...

–Vamos, Ángel, concéntrate...

El reclamo del profesor López, seguido de un insensible acorde en el piano, me estremeció. Yo no podía quitar mi atención del alboroto fuera de la casa. Me fascinaba el futbol –de forma inevitable–, y los rítmicos golpes de los balonazos, entremezclados con los hechizantes gritos de entusiasmo de mis vecinos, se me volvían un torturante llamado al juego.

Karen, mi madre, que, recostada en el sofá, fingía leer, intervino de inmediato:

–Si no muestras respe...